Reapertura de la Quinta Capurro en Santa Lucía

 Se informa a la población que la Quinta Capurro de la ciudad de Santa Lucía se encuentra nuevamente abierta al público, en su horario de invierno, de 8:00 a 17:00 horas. El horario de verano (a partir del 1 de noviembre) será de 8:00 a 20:00 horas.
Se exhorta a los y las visitantes a que cumplan con el protocolo sanitario: uso de alcohol en gel a la entrada, circular por el parque con tapabocas, respetar el distanciamiento social de 1,5 m y evitar aglomeraciones.

Asimismo, se recuerda que la quinta cuenta con el servicio de la Cafetería Magnolia, que esta trabajando con reservas a través del número 092938591. Los horarios de la cafetería son martes de 15:00 a 18:00 y de miércoles a domingo de 10:00 a 18:00 horas.

Historia


La Quinta Capurro es una construcción representativa de la etapa de mayor esplendor de la ciudad, cuando esta era un lugar de veraneo frecuentado por las familias de más renombre de la época. La diversidad botánica que presenta su jardín, en el que se conservan antiguos ejemplares de especies traídas de Europa y Asia, el trazado de sus líneas y el microclima que estos factores generan, hacen del jardín de la Quinta Capurro una valiosa reserva forestal.

El 20 de diciembre de 1873 Federico Capurro adquirió nueve hectáreas de terreno a orillas del arroyo de los Hornos, que pertenecían a Dolores Gil. En este predio cultivó junto a su esposa un enorme jardín al que adornaron con fuentes y en el que levantaron tres edificaciones, que son obra del Ingeniero Alberto Capurro.

José Pedro Varela, amigo de la familia, visitó periódicamente el lugar y buscó recuperarse de la tuberculosis que lo aquejaba descansando bajo sus árboles. En 1882, los Capurro dejaron la casa para mudarse a Milán. En 1905 visitaron la quinta José Batlle y Ordóñez y Juan Zorrilla de San Martín con motivo de la inauguración del puente sobre el río Santa Lucía.

Federico Capurro y su esposa, Ema Ruano, cultivaron un jardín con frutales y con variedades autóctonas y otras exóticas, que traían de sus viajes. Fieles al espíritu positivista de la época, sus inquietudes los llevaron a interesarse por la observación y el conocimiento de la botánica, intentando reunir las más diversas especies dentro de la finca. Muchas de ellas aún siguen presentes en el predio, como la damara, que es un árbol de la India, el árbol del papel, acacias de 35 metros de altura, palmeras de origen canario, además de un guayabo y un paraíso anteriores a 1871. Dentro de esta amplia variedad de árboles también se pueden encontrar cipreses, plátanos, cedros, pinos, castaños, ibirapitaes y eucaliptos, entre otros. Hay rosas, nueve colores de camelias, glicinas, magnolias, agapantos, jazmines y cartuchos. En una de las zonas perimetrales, las cañas de bambú han ido formando túneles, que se han convertido en una de las características más mencionadas por quienes han tenido la posibilidad de conocer el lugar.

El atelier, la casa de los caseros y la vivienda principal datan de 1873. Delimitando el terreno sobre la calle Capurro, ex Calle Ancha, hay un alto muro y un amplio portón de hierro que sirve de acceso principal. Inmediatamente luego del ingreso, hacia la izquierda, está el atelier, muy cerca pero a la derecha se encuentra la casa de los caseros y más al fondo se erige la vivienda principal. En esta última, tienen lugar algunas de las actividades de la Casa de la Cultura de Santa Lucía. El atelier, con revestimientos y pisos de madera, oficia como sala de exposiciones. La casa de los caseros es una vivienda de dos plantas separadas por un entrepiso de madera. Arriba se hallaban los dormitorios mientras que en la planta baja estuvieron ubicadas las caballerizas y los servicios de la casa.

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