Mortalidad infantil en Uruguay se ubica en 8 por cada mil nacidos vivos, uno de los cuatro mejores resultados de América Latina y el Caribe.

La subsecretaria Cristina Lustemberg aseguró que la baja de la mortalidad infantil es una política de Estado de los últimos gobiernos. Actualmente el indicador se ubica en 8 por cada mil nacidos vivos, lo que posiciona a Uruguay entre los cuatro mejores países de Sudamérica, cuyo promedio alcanza los 19 por cada mil nacidos vivos. Destacó el valor de programas de seguimiento y sistemas estadísticos vitales para evitar decesos.


“Analizamos la evolución histórica que Uruguay tuvo desde el siglo pasado en materia de mortalidad infantil y la tendencia de los últimos años viene siendo decreciente”, precisó la subsecretaria de Salud Pública, Cristina Lustemberg, durante un coloquio realizado el martes 27 en la sede ministerial. La jerarca y el ministro Jorge Basso presidieron el encuentro que procura analizar y definir nuevas políticas públicas. La actividad contó con el apoyo del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

La mortalidad infantil en el país se ubica en torno a 8 por cada 1.000 nacidos vivos y el promedio en Sudamérica es de 19 por cada 1.000, según los últimos datos. Uruguay es el cuarto país luego de Cuba, Chile y Costa Rica en el listado de países de América Latina y el Caribe. Lustemberg recordó que desde la primera mitad del siglo XX Uruguay fue pionero en políticas de salud materno-infantil, pero se estancó en la segunda mitad. A partir de la década del 90 hasta la actualidad transitó un descenso sostenido de la mortalidad infantil. “Para el Gobierno, esto es una política de Estado, y así se viene cumpliendo en los últimos años”, aseveró.

Desde el año pasado, el 96 % de los certificados de defunción son electrónicos, lo que permite conocer de inmediato las causas de fallecimiento de los niños y tomar medidas preventivas. En 2016 fallecieron 376 niños, de quienes se cuenta con información relevante para el análisis y la toma de decisiones (distribución territorial, prestador público o privado, característica socioeconómica de la familia, etcétera).

Adelantó que hay causas que son comunes vinculadas al cuidado perinatal (tiempo inmediatamente anterior y posterior al parto), pero hay otras que tienen que ver con los cuidados del embarazo, los controles oportunos, las condiciones en las que viven los niños. En este contexto, Uruguay trabaja en un plan nacional para detectar y disminuir en forma oportuna las cardiopatías congénitas.

Ante esta situación, los últimos gobiernos vienen tomando acciones en torno a la atención durante el embarazo e inmediatamente posterior al nacimiento, procurando que no haya diferencias entre el sector público y el privado. Recordó la existencia de programas, como Uruguay Crece Contigo (Mides) y Aduana (ASSE), que permiten realizarle un seguimiento a cada niño que nace, también existente en el sector privado. “Hay fiabilidad en los sistemas de estadísticas vitales del país (Sistema Informático Perinatal, Certificado de Nacido Vivo electrónico), que permiten anticiparse y trabajar con las familias cuando existe un riesgo”, dijo.

A partir del año 2011 hubo un “quiebre” en el país en cuanto a la reducción de los fallecimientos de niños de entre un mes y un año (mortalidad posneonatal) respecto a la mortalidad más dura, que son las causas por las que fallecen los niños menores de siete días. “Ese es el patrón que siguen los países más desarrollados. Uruguay viene dando pasos cualitativos en esto, pero aún tenemos un componente de posibles causas de reductibilidad y lo estamos analizando”, insistió.

Comentarios