Después de la inundación

El pasado 13 de octubre el mundo celebró el Día Internacional para la Reducción de los Desastres. Este es uno de los momentos para pensar en los días que vienen después. Cuando el agua baja, cuando queda la marca en la pared, pero también en las cabezas y los corazones de quienes fueron evacuados, quienes vivieron en sitios inundables, esperando que el agua no los alcance. Y sobre todo, para celebrar las respuestas que se dieron a una gran cantidad de familias con una perspectiva de integración socio territorial.


El Plan Nacional de Relocalizaciones se propone la mejora de la calidad de vida de la población asentada en terrenos recurrentemente inundables y/o contaminados, no sólo a través del realojo en una nueva vivienda, sino desde el abordaje integral de la vulnerabilidad. Con el objetivo de modificar ese estado, se brindan herramientas para el trabajo y acceso a los servicios, revirtiendo así el círculo de la fragmentación en  zonas donde se juntan las amenazas con las vulnerabilidades.

Históricamente, en muchos de estos casos, la asistencia ha sido cíclica y sin una solución definitiva, por lo que cuando las familias regresan a su vivienda, luego de la situación de emergencia, se generan nuevas demandas desde las mismas áreas. Lo mismo sucede cuando se trasladan familias a otras zonas pero se mantiene libre de uso el área inundable, que es ocupada por nuevas familias. La recuperación para usos alternativos como la parquización es un elemento de suma importancia para prevenir la generación de nuevos asentamientos, pero también para democratizar la inversión ya que este nuevo espacio público la disfrutará  el conjunto de la sociedad.

¿Qué aporta a la selección de las áreas a intervenir?

El mapa de riesgos por inundación es una herramienta fundamental para la toma de decisiones, que se construye a partir de la información existente en las diversas instituciones públicas y con la participación de la comunidad. Los vecinos aportan datos de gran relevancia como testimonios y fotos que le dan dimensión humana a la información.

Tal como lo destaca la subsecretaria de vivienda, ordenamiento territorial y medio ambiente, Arq. Raquel Lejtreger  “Hoy tenemos los conocimientos, los criterios y la posibilidad de discernir el estado de situación de los sitios potencialmente inundables o contaminados a través de todo un trabajo de diagnóstico y planificación basado en el uso de diversas herramientas, entre ellas los mapas de riesgo que nos permiten conocer con claridad la situación en las ciudades que han sido recurrentemente inundadas y de quienes viven allí, esta información es vital para diseñar y desarrollar soluciones a medida.”

Soluciones que no atiendan solamente al proceso de traslado y desprendimiento del territorio, sino también a los nuevos ambientes de residencia, la conformación de nuevas redes de relacionamiento, la búsqueda de mejores oportunidades laborales, de reinserción educativa,  de reconstitución de tejido social que ha sido fragmentado, producto de la aplicación de programas y políticas que han excluido a estos sectores de población.

La asociación entre el gobierno nacional y los gobiernos departamentales permitió, tal como lo plantea Lejtreger “avanzar muy rápidamente en los últimos años en un plan que nos permite tener registros de muy alta calidad en relación a las amenazas, por ejemplo en cuanto a las crecidas del río, y las vulnerabilidades de las familias en riesgo. Información que en definitiva representa instrumentos de planificación y evaluación poderosísimos, lo que nos permite atender la emergencia pero de forma sistematizada y planificada, con respuestas más eficaces y sostenibles”.

Vulnerabilidad ambiental

La vulnerabilidad ambiental a la que se exponen estas personas, no sólo está ligada a la situación original del terreno donde viven, sino también a la actividad que realizan las familias en su vivienda, muchas de las cuales se dedican a la clasificación de residuos en condiciones que los exponen a una situación no deseada. En tal sentido el Plan desarrolla con fuerza una línea de inclusión al mundo del trabajo como una forma de evitar que se traslade la problemática a nuevos territorios.

Un ejemplo de esto es el caso de Suly, quien  hace más de treinta  años se desempeña como clasificadora. Hoy está trabajando en la planta de clasificación de envases de Montevideo inaugurada este año. A las 7 de la mañana se trasladada para trabajar en la planta  “Géminis”. Allí trabaja en otras condiciones de higiene y desde un marco de trabajo formal, lo que mejora sustancialmente la mirada de sí misma y el vínculo con los demás. Esas son implicancias en la vida de la gente que aunque es difícil transformarlas en datos cuantitativos, hacen a la esencia de la política de inclusión socio territorial. La mencionada fue construida en el marco del Plan “Tu envase sirve” desarrollado en coordinación entre el MVOTMA, la Intendencia de Montevideo y la Cámara de Industrias. 

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