Nacional 2 - Cerro 2

Con goles de Gonzalo Bueno y Alexander Medina en el segundo tiempo, Nacional remontó un 0 – 2 adverso ante Cerro y empató el partido. El albiceleste pagó caro no liquidar el partido mientras los tricolores regalaron un tiempo.

Terminó el partido y los jugadores de ambos equipos se quedaron con un sabor agridulce en la boca. Cerro porque desperdició estar dos goles arriba que su rival y no liquidó el partido cuando tuvo la oportunidad. Nacional porque regaló el primer tiempo y recién en la segunda mitad con más actitud que buen fútbol llegó al empate en los descuentos.

El albicelete dominó a los tricolores en el primer tiempo y se fue al descanso 2 – 0 gracias a los tantos de Mauricio Alonso y Pablo Caballero. En esos primeros 45´ minutos Cerro jugó con la ansiedad de Nacional que mostró un muy mal juego a nivel individual y colectivo. Empezando por Juan Albín que sigue sin demostrar su clase que lo llevó a jugar al fútbol español. En defensa, Adrián Romero no hizo pié durante todo el partido y dejó espacios que aprovechó el rival.
Para la segunda mitad, ingresó Gonzalo Bueno por Juan Albín en un cambio que parecía cantado a raíz del escaso aporte del enganche tricolor. Enseguida Bueno descontó para el tricolor después de recibir un pase de Abreu que lo dejó de cara al gol.

Cerro sintió el golpe y Nacional con la obligación de llegar al empate se fue con todo arriba. Tuvo varias situaciones para igualar el encuentro pero se encontró en reiteradas ocasiones con el buen rendimiento de Matías Rolero que una y otra vez salvó el arco "villero".
El equipo dirigido por Danilo Baltierra pagó caro los fallos en ataque y sobre el final, en la última pelota, cuando Nacional iba por el empate "como sea", apareció Alexander Medina en el área chica y con un disparo por bajo decretó el 2 – 2 final.
Tirón de orejas para Nacional que una vez más no aprovechó la chance de descontar puntos en la Tabla Anual y volvió a regalar un tiempo tal como le pasó ante Fénix. Cerro volvió a sumar contra los grandes pero le quedó ese sabor amargo de ver como el triunfo se le fue en la última pelota.