La acusación que lanzó ayer el exsubdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Conrado Ramos, de "intrigas palaciegas" y "comisarios" en el entorno del presidente José Mujica que operan en contra de la reforma del Estado, cayó en saco roto en la Torre Ejecutiva y en la bancada del Frente Amplio.
Jerarcas de Presidencia y legisladores de la coalición de izquierda consultados por El País declinaron opinar sobre las declaraciones de Ramos, publicadas en el suplemento Economía&Mercado.
Solo los diputados Ruben Martínez Huelmo y Víctor Semproni, aliados al MPP en el Espacio 609, arriesgaron una opinión crítica hacia el exsubdirector de la OPP.
"Las cosas hay que decirlas en el momento y si Ramos sintió que tenía cosas importantes como decir que el ambiente en que uno trabaja está plagado de enemigos y estas cosas extrañas, mejor hubiera sido decirlas en el momento que lo sintió", dijo Martínez Huelmo a El País.
Semproni, en tanto, se limitó a señalar que "cada uno dice lo que le gusta, lo que le parece y lo que le conviene".
A nivel de Presidencia de la República lo que primó fue el silencio.
Ramos, frenteamplista independiente, asumió la subdirección de la OPP en marzo de 2007 durante el gobierno de Tabaré Vázquez, y renunció en agosto de 2010 ya con José Mujica en la Presidencia. Entonces dijo sentirse relegado y sin incidencia en las políticas sobre reforma del Estado.
Sus diferencias con el director de la OPP, Gabriel Frugoni (MPP), detonaron su salida del gobierno.
En agosto de 2010, a poco de renunciar, Ramos dijo que su cargo en la OPP "implica formar parte del gobierno, integrar el gabinete y tener voz en la toma de decisiones", co-sa que a su entender no estaba realizando.
"Yo era un mero asesor en algunas materias, no participaba y no estaba desempeñando las funciones del cargo. Realmente no sentía que estaba representando al gobierno", agregó. Ramos reconoció "diferencias en las formas de construir una transformación institucional de la magnitud que el Uruguay necesita".
Intrigas y comisarios. En una entrevista publicada ayer lunes en el suplemento Economía&Mercado de El País, Ramos dijo que cuando se consiguió el apoyo de Nueva Zelanda para la reforma del Estado fue "muy criticado", aunque "no se pensaba en extrapolar un modelo exitoso allá para aplicarlo acá tal cual". Afirmó que Mujica apoyaba, "pero luego aparecieron intrigas palaciegas, y cuando se dan esas intrigas considero que hay que dar un paso al costado. Sobre todo cuando no me especializo en formar coaliciones de poder para vencer en forcejeos internos".
Agregó que "quienes están alrededor del presidente se reconocen a sí mismos como comisarios que vienen a poner orden en un pueblo desquiciado. Y a poner orden con respecto al gobierno anterior, desconfían hasta de su sombra. Para ellos es más importante controlar que generar".
"Criticar lo que definían como `copiar el modelo` neocelandés fue el caballo de batalla que se utilizó para desacreditar lo que se estaba haciendo", sostuvo.
Según Ramos, "de los dos grupos que uno ve enfrentados, ninguno se mostró muy interesado en llevar adelante estas reformas".
"Con el mismo partido, viene el nuevo gobierno y desestructura la mitad de las reformas anteriores. ¿Por qué?, porque ni en el anterior gobierno ni en este se ha buscado la legitimación necesaria, hemos fallado en la búsqueda de consensos, en la base de apoyo que dé sustentabilidad a la reforma", expresó el exsubdirector de la OPP.
Ramos: Aparecieron intrigas palaciegas, por lo que decidió dar un paso al costado.
El País Digital
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