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El uso de agroquímicos cayó 29% en los últimos años. El director de Servicios Agrícolas del MGAP, Federico Montes, dijo en la Expo Prado que la realidad de las aplicaciones de los fitosanitarios en la agricultura uruguaya “ya cambió”.
El uso de agroquímicos en el país tuvo una reducción de 29%, si se compara la importación de principios activos de los años 2013-2014 con las adquisiciones de 2017 a la fecha, informó Federico Montes, director de la Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
En el tradicional desayuno del titular del MGAP, Enzo Benech, y su equipo con los medios de comunicación en la Expo Prado, el director de la DGSA reveló este miércoles que entre 2013 y 2014 se importaron 24.378 toneladas de principios activos y agregó que esa cifra se redujo a 17.322 toneladas entre 2017 y 2018.
Al mismo tiempo, el jerarca aseguró que “se ha hecho un esfuerzo enorme para facilitar las denuncias” de mal uso de los agroquímicos y calificó de “lamentables y una tragedia para el país” los casos de contaminación ocurridos años atrás, en alusión a los episodios más conocidos por la opinión pública.
Puso como ejemplo el caso del productor que aplicó agroquímicos en cantidades no permitidas en La Armonía, Canelones: “Fue un uso ilegal que provocó perjuicios a la comunidad y la multa más grande que se ha aplicado. Pero ese productor, a los dos días de aplicada la sanción, ya no estaba en el país”.
Una realidad que “ya cambió”
Montes dijo que “la realidad de los agroquímicos en la agricultura del país ya ha cambiado y su uso se ha racionalizado”. El jerarca recordó que con el boom de la agricultura en Uruguay, hasta alrededor de 2013, “varios factores” han coincidido para una baja de las aplicaciones de agroquímicos.
Entre ellas mencionó un uso más racional de los productos, la caída del área agrícola, la política del MGAP de incentivar los controladores biológicos y el crecimiento de la rotación de cultivos con pasturas.
Montes, quien presentó a los periodistas el sistema de monitoreo satelital de aplicaciones de agroquímicos, recordó que “Uruguay tuvo un gran desarrollo de la agricultura, con un incremento de la importación de principios activos” a mediados de la década de 2000. La expansión “también deparó problemas y obligó a visualizar un camino que generó un conjunto de normas”.
El director de la DGSA señaló que “el 70% de los productos que se aplican son herbicidas, le siguen los fungicidas y luego los insecticidas”, y explicó entre las causas de la caída en el uso de agroquímicos, que “los (cultivos) transgénicos demandan un menor uso de insecticidas, algunos se han sustituido por controladores biológicos, por ejemplo para la lagarta en soja, y otros se han racionalizado exigiendo receta profesional para su uso”.
Sistema de monitoreo satelital
Por otra parte, la DGSA presentó a los medios de comunicación la Gestión y Monitoreo de Aplicaciones (GMA) de agroquímicos, que se puso en marcha en 2018 mediante un Plan Piloto con la Asociación Rural de Soriano (ARS), en el corazón agrícola del país.
En la actualidad, participan 33 empresas aplicadoras (29 terrestres y 4 aéreas) con una cobertura de unas 100.000 hectáreas de cultivos. Cada máquina lleva un dispositivo que envía la información acerca de la aplicación, en tiempo real, a un visor de la empresa y otro ubicado en el MGAP. Tanto la empresa como el dispositivo deben ser autorizados por el MGAP.
Entre otros datos, el dispositivo marca la ubicación donde se realiza la aplicación, el tipo de cultivo y el producto. Previamente, se detectan posibles puntos de conflicto, pues la aplicación debe respetar una distancia de 300 metros de una escuela o centro poblado, si es terrestre, y de 500 metros si es aérea.
“El involucramiento del sector productivo, tanto empresas como agricultores, es clave” para el éxito del proyecto, remarcó Montes, y recordó que “el cuidado del medio ambiente y la salud humana debemos transformarlos en una ventaja competitiva, en un valor agregado”.
La producción de alimentos “debe tener tres componentes: la trazabilidad, la certificación y el sello ambiental”. En ese desafío el monitoreo satelital de las aplicaciones de agroquímicos “es un valor agregado ambiental”, concluyó Montes.
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