La reina del ajedrez nacional es una estudiante del Liceo de Nueva Helvecia

Lucía Malán vive con sus padres y tres hermanos. Estudia en el Liceo de Nueva Helvecia, cursa quinto científico y piensa en seguir ingeniería civil. Es la reciente campeona uruguaya de ajedrez con apenas 16 años. Ahora sueña con su próximo desafío deportivo en las Olimpíadas de Rusia 2020.


Hace algunos años, en la pequeña ciudad de Tonsberg (Noruega), un adolescente de trece años se convirtió en la sensación local por su habilidad en el ajedrez. Hoy, en Nueva Helvecia (Colonia), Lucía Malán piensa en aquel jugador llamado Magnus Carlsen que con trece años se convirtió en Gran Maestro y que actualmente, con 28 años, es el campeón del mundo. Lo reconoce como su ídolo porque “es uno de los mejores de la historia”.

Lucía acaba de ganar un campeonato uruguayo en la misma disciplina que Carlsen y el año que viene viajará a Rusia (tierra de campeones), para participar en  las olimpiadas. El torneo uruguayo que ganó era una jaque mate personal pendiente “porque participaba pero no ganaba” explicó Lucía.

Ella misma está experimentando lo que el campeón Carlsen vivió desde muy joven en su pueblo, porque en Nueva Helvecia, donde Lucía estudia en el Liceo local, nadie deja de comentar sus logros. Después de ganar el torneo “mis amigos, mi familia, pero también personas que no conocían me felicitaron y es muy lindo ver esa respuesta” confesó.

Su primer profesor del deporte del ocho por ocho, Gustavo Rivas, dijo que no solamente es un orgullo para la escuela de ajedrez “Los orientales”, sino “para toda Nueva Helvecia”.

El diario local “Helvecia” publicó hace pocos días la foto de Lucía sonriente y sosteniendo una gran bandera uruguaya. Se daba la noticia de su nuevo título y ese artículo gira por las redes sociales con cientos de mensajes de apoyo de todo el país.

Basta con poner su nombre en cualquier buscador de Internet para que ella aparezca en las fotos, siempre sentada frente a un tablero de ajedrez, tan concentrada que parecen notarse sus pensamientos recorriendo las piezas previo a la jugada. “Es que el ajedrez ayuda al pensamiento lógico matemático, al desarrollo de la concentración y el respeto al silencio”, explicó Lucía con conocimiento de causa.

El alma del ajedrez

Descubrió el ajedrez en un juego de computadora a los diez años. “Después empecé a ir a clases porque el profesor de basquetbol de mi hermano nos invitó a la escuela” recordó. Sus proyectos a futuro incluyen terminar el liceo y comenzar a estudiar ingeniería civil pero “no sé si quiero dedicarme al ajedrez, pero no pienso dejar de jugarlo”.

Después de aquellos primeros años, llegaron los logros. En 2016 fue la vicecampeona sudamericana sub 16 en Chile. Y a nivel local se ha consagrado en el podio de todas las categorías juveniles.

El profesor Rivas recordó que cuando la conoció “ella estaba en quinto de escuela y era la única niña que jugaba. Hoy gracias a ella tenemos más niñas jugando”. Narró que “era muy tímida” y la calificó como una jugadora “inteligente y con corazón” que “deja la piel en el tablero”. En cuanto al tablero, Lucía considera al peón como su pieza favorita porque “es el alma del ajedrez”. Esa pieza, que avanza sin retroceder es como Lucía, con sus 16 años, recorriendo el tablero de su propia vida, disfrutando de cada logro, siendo ella misma la reina del ajedrez nacional.
©ANEP

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