Situación de hogares para ancianos debe encararse con mirada socio-sanitaria.

Para la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, la situación de los residenciales para la tercera edad debe encararse desde una óptica socio-sanitaria porque, si bien la vejez no es una enfermedad, quienes se encuentran internados en estos lugares tienen generalmente problemas de salud. “Siempre es con el Ministerio de Salud Pública, porque el problema es socio-sanitario”, insistió.
La ministra recordó que las inspecciones realizadas en el año 2015 aplicaron varias amonestaciones y advertencias vinculadas a la situación en la que atendían a las personas, los recursos humanos disponibles o el tipo de alimentación.

En esas visitas algunos familiares mencionaron su conformidad con los servicios. Cuando los familiares están conformes con la atención que se brinda, desde el punto de vista estatal “uno siempre tiene la disyuntiva tremenda, dramática: ¿qué hago? Aplico la ley y me saco un problema de encima, pero con la consecuencia de cerrar la tercera parte de los residenciales del país”, dijo Arismendi.

Varios centros han sido cerrados porque las condiciones así lo ameritaban. Al respecto, explicó que cuando el ministerio clausura un residencial se estudian las posibilidades de derivar los adultos mayores hacia casas de familiares u otro centro que pueda hacerse cargo de él, “lo cual no es nada fácil, porque a nivel estatal solo se cuenta con el Piñeyro del Campo y el Banco de Previsión Social tiene algunos cupos que contrata”, aclaró.

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