125 mil niños de todo el país desarrollan hábitos de lectura mediante Biblioteca Solidaria.

El proyecto Biblioteca Solidaria del Consejo Directivo Central (CODICEN) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), promueve la lectura a más de 125 mil niños de 550 escuelas de todo el país, a través de la importante labor de 11 mil docentes, integrantes de la comunidad y universitarios. La iniciativa implica que los escolares desarrollen el hábito de leer, aprendan y se enriquezcan con esta práctica.
Por cuarto año consecutivo el proyecto denominado “Biblioteca Solidaria” convocó a cientos de educadores a la Sala Nelly Goitiño del SODRE, al “Encuentro Nacional de Biblioteca Solidaria. Por una comunidad de lectores”. 

En esta oportunidad, ponentes de Argentina, Chile y Uruguay expusieron acerca de la lectura a través del adulto en la formación de lectores; las palabras y posibilidades de comprensión de la lectura; el docente como mediador de la lectura; los libros de Biblioteca Solidaria en la Biblioteca Ceibal, y sobre itinerarios de lectura.

En cuanto a la importancia que tiene la lectura en la formación cognitiva de los niños, los expertos indican que, en la medida que la lectura tiñe de sentido todas las áreas de la vida,  permite conocer situaciones, formular razonamientos lógicos complicados, y aprender a manejarse con destreza en un mundo gobernado por los signos.

La coordinadora académica del Programa de Lectura y Escritura en Español (PROLEE), María Guidali, recordó que, previo a la puesta en marcha del proyecto, tres años atrás, una de las principales preocupaciones era el marcado descenso en el nivel de comprensión lectora de los niños en educación primaria. “Buscábamos respuestas sostenidas en el tiempo para revincular a la comunidad con la lectura y la escritura. Así nació Biblioteca Solidaria, con el apoyo de todos los que confiaron en el proyecto”, precisó.

Guidali explicó que una de las estrategias para arraigar en los niños el hábito de la lectura, consiste en que madres, padres o abuelos compartan esta práctica desde la cotidianeidad. 

La consejera del CODICEN, Laura Motta, expresó su satisfacción por la presencia de tantos educadores y referentes de lectura en la sala, tantos que colmaron las instalaciones. Dijo que es esperanzador respecto a lo que se puede hacer en materia de lectura. 

Motta hizo énfasis en que esta práctica permite la consolidación de aspectos no solo relacionados con el lenguaje. “Sabemos que la relación entre el pensamiento y el lenguaje es fundamental, y que si no desarrollamos un lenguaje que permita la expresión, no podemos desarrollar pensamiento de forma amplia”, afirmó.

En esta línea se refirió a una de las principales metas para este quinquenio, relacionada con las trayectorias educativas continuas, completas y protegidas y dijo que el aprendizaje debe ser un camino continuo y acompañado. “Hay diferentes formas de concebir la educación, ya que no todos estamos en las mismas condiciones. El punto de partida es diferente. No se puede abordar de la misma manera la enseñanza de los niños que asisten a Escuelas APRENDER, que la de quienes estudian en contextos socioeconómicos más favorables”, sostuvo. 

La directora sectorial de Planificación Educativa del CODICEN, Graciela Almirón, destacó la importancia de este proyecto porque brinda la oportunidad de trabajar con las familias en los territorios, celebró el acercamiento intergeneracional que el proyecto promueve, y la postura abierta a escuchar a los otros.

La directora general del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), Maestra Irupé Buzzetti, aseguró que son los referentes los que empoderaron a la comunidad y a las familias para fortalecer el vínculo a través de los libros. Dijo que, cuando se lee se amplía el pensamiento, porque se expande el léxico y el conocimiento gramatical.  “Si aprendemos a leer bien en la escuela, no nos olvidamos más. Tenemos que lograr que los padres entiendan que es tiempo que los niños lean y aprendan”, concluyó.

El proyecto

El proyecto Biblioteca Solidaria es coordinado por el equipo de PROLEE. Cada escuela que participa recibe una colección 64 libros y cuatro guías que orientan  sobre cómo desarrollar el programa y se brindó a los maestros cursos virtuales de animación a la lectura, y talleres a los docentes y equipos comunitarios de lectura. 

A partir de la guía propuesta cada colectivo docente elabora su propio Plan Lector Escolar de acuerdo a las características de su escuela y de la comunidad. Los docentes juegan con actividades dinamizadoras de la lectura. Además de los docentes, se suman a esta propuesta integrantes de las familias (padres, tíos, abuelos) y de la comunidad para que, con las herramientas definidas, les lean a los niños en el aula y fuera de ella, para que incentiven en el hogar la lectura. 

También se realiza el préstamo de libros con el registro de los mismos en fichas, a cargo de los propios niños. Estas comunidades de lectores también se recomiendan libros los unos a los otros.  

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