Cinco barrios montevideanos concentran mayoría de delitos contra la propiedad en el país.

En base a los datos estadísticos, el Ministerio del Interior estableció que los delitos contra la propiedad en Uruguay se concentran en cinco barrios de Montevideo, dijo el ministro del Interior, Eduardo Bonomi. Además, las autoridades identificaron un descenso en hurtos, rapiñas y copamientos. “Lo que estamos diciendo no quiere decir que todo está bien, todo lo contrario. Ahora de lo que se trata es de que baje”, aseveró.

En Uruguay, 96% de las rapiñas se denuncian en Montevideo y en su zona metropolitana, según datos del Ministerio del Interior, pero la organización de la policía tendía a contar con la misma cantidad de recursos humanos y materiales en todas las seccionales y jefaturas del país. “Eso estaba destinado al fracaso”, afirmó Bonomi.

Para hacer frente a la problemática “había que crear otra policía y la experiencia piloto se hizo en Montevideo”, prosiguió. Sus 25 seccionales fueron reorganizadas en cuatro zonas operacionales, de distintas características y con políticas de seguridad específicas.

Con los cambios, la cantidad de delitos bajó 33 % en la zona 1, 21 % en la 2 y un “insignificante” 0,6 % en la 3, mientras que creció 20 % en la 4, detalló Bonomi al intervenir este jueves en el ciclo de charlas “Atardeceres Canarios”, organizados por la Intendencia Municipal de Canelones, donde distintas personalidades se darán cita en el Country Club de Atlántida.

En esta ocasión, junto al ministro participaron el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, y el jefe de policía de ese departamento, inspector mayor Ricardo Pérez.

Sumando los datos estadísticos y el análisis de los delitos, “llegamos a la conclusión de que en Montevideo hay cinco barrios donde se producen la mayor cantidad de delitos y homicidios que se perpetran en el país, y es donde vive la gente humilde, la gente que trabaja”, definió.

El ministro Bonomi indicó, en el marco de la sesión especial de la Comisión Permanente del Parlamento, que las seccionales policiales de Montevideo con mayor incremento de denuncias de hurto, rapiña y copamiento el año pasado, en comparación con 2014, fueron las seccionales 19°, 17° y 23°.

La forma de desbaratar estos núcleos delictivos es con la integración de políticas sociales y políticas de seguridad, según el ministro.

Las políticas sociales sirven para abrir caminos que impidan el ingreso al delito de las personas en situación de vulnerabilidad social, apuntó.

“Es una ingenuidad pensar que (este problema) se soluciona con la vieja actuación de ‘mano dura’, sino que se debe combinar una fuerte presencia policial con otras cosas”, complementó.

Las rapiñas y los hurtos evolucionaron continuamente sin excepción desde 1980, cuando comenzó el registro de denuncias. Los delitos contra la propiedad (hurto, rapiña y copamiento) aumentaron 113 % entre 1994 y 2004. No tiene que ver con la existencia de un gobierno en particular sino con la fase recesiva del ciclo económico uruguayo, explicó. “Es la década donde la situación de seguridad se descontroló”, aseguró Bonomi.

En la década siguiente aumentó 14 %, aunque el número de rapiñas crece de forma más acelerada. Si se mira el total de delitos contra la propiedad, entraron en una meseta estadística, apuntó.

A su vez, Bonomi sostuvo que las encuestas de victimización realizadas por consultoras privadas demuestran que la ciudadanía denuncia los delitos más que en el pasado.

La mayor parte de los bienes que se recuperan son devueltos a sus dueños, quienes tienen como obligación realizar previamente la denuncia, según recordó el ministro.

“Lo que estamos diciendo no quiere decir que todo está bien, todo lo contrario. Ahora de lo que se trata es de que baje” el delito, aclaró.

Previamente, Bonomi destacó ante la prensa que el año pasado la policía desbarató seis bandas dedicadas al robo de personas que salían de bancos, con 25 detenidos. Además, desarticularon totalmente otras cuatro dedicadas a secuestros, logrando detener a 16 personas, una quinta de asaltos a mano armada y la sexta conformada por sicarios.

El ministro no comparte la idea del “daño colateral” para calificar los fallecimientos de personas en actos delictivos. Fueron “muertes dolorosas en situaciones entre delincuentes que hay que combatir”.

Añadió al paradigma del “orden público” del siglo XIX como una forma de trabajo que se basaba en una definición jurídica indefinida, lo que abría paso a la interpretación libre sobre la seguridad pública por parte de cada gobierno de turno.

Esa concepción se modificó en 2005 hacia un paradigma de seguridad de los habitantes, reafirmando la idea de una policía como fuerza civil al servicio del Estado de Derecho para garantizar los derechos civiles.

“La ‘seguridad de los habitantes’ es la garantía para el goce de los derechos humanos, base fundamental de la nueva Ley Orgánica” policial, recordó el ministro sobre la normativa que sustituyó una norma basada en la disciplina militar aprobada por la dictadura cívico-militar (1973-1985).

“La policía debe garantizar la convivencia y apostar a la protección de los habitantes”, definió.

“Hablamos con el jefe de policía (Rudolph) Guilianiy, quien nos dijo que los delitos no bajaron en tres meses sino en 10 años”, recordó Bonomi sobre el encuentro con quien fue alcalde de Nueva York entre 1994 y 2001 y su aclaración de lo hecho en materia de seguridad en esa ciudad estadounidense.

“Primero cambiamos la policía y después la forma de actuación; hoy vamos a eso”, aseguró el ministro.

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