MSP y FNR estudian cobertura universal de nuevos medicamentos de alto costo

Equipos técnicos analizan más de 30 medicamentos registrados en el país, varios de alto costo, para definir su incorporación o no al formulario terapéutico de medicamentos. La inclusión se concreta ante indicaciones específicas donde exista evidencia y se contemple costo-beneficio.

El sistema de salud con cobertura universal de Uruguay incluye algunos medicamentos de alto costo financiados a través del Fondo Nacional de Recursos (FNR). Desde 2005, el FNR ha incorporado progresivamente el financiamiento de fármacos para el tratamiento de pacientes con cáncer de mama, cáncer de pulmón, tumores del sistema nervioso central, cáncer de riñón, leucemias y linfomas, esclerosis múltiple, artritis reumatoidea, enfermedad de Parkinson y otras patologías.

Según datos del FNR, el gasto en estos medicamentos en el período abril 2014-marzo 2015 fue de 882.590.500 pesos, lo que representa unos 32 millones de dólares.

El descubrimiento y comercialización de medicamentos innovadores y de costo muy elevado para el tratamiento de diversas enfermedades, que en los últimos años ha tenido un crecimiento exponencial, hace imprescindible evaluar cuidadosamente su incorporación a la cobertura universal. Todos los países con sistemas nacionales de salud tienen metodologías de evaluación, que necesariamente incluyen el costo relacionado con el beneficio.

En la atención a la salud de los ciudadanos se deben seguir las normas de ética sanitaria, de justicia, de equidad, para hacer posible el tratamiento de los pacientes sin que el país se desfinancie.

La incorporación al financiamiento universal, sin ningún criterio de evaluación, de todos los medicamentos que se descubren y se aprueban por la FDA de EEUU por ejemplo, llevaría progresivamente a un gasto en salud que podría abarcar el gasto en educación, en vivienda, en seguridad y en infraestructura pública.

Cuando el primer gobierno del Presidente Tabaré Vázquez (2005) aprobó la cobertura universal de los medicamentos de alto costo a través del FNR, lo hizo con responsabilidad, con seriedad, en cuanto a incluir los criterios de evaluación rigurosa en cada caso.

Para el Ministerio de Salud Pública solo de esa forma se puede alcanzar la equidad y evitar que solo las personas con alto poder adquisitivo puedan acceder a esos tratamientos, tal como era hasta ese momento en nuestro país, y como ocurre en muchos países del mundo todavía.

En este contexto es que los equipos técnicos se encuentran analizando más de 30 medicamentos que se registraron en el país, varios de alto costo, a los efectos de determinar si corresponde su incorporación al Formulario Terapéutico de Medicamentos (FTM). 

El procedimiento

El Decreto N° 4/2010 define los criterios para incorporar un medicamento a la cobertura por el FNR, siguiendo una serie de pasos de evaluaciones técnicas (iguales a las que se realizan rutinariamente en varios países como Reino Unido, Canadá y Australia entre otros), que analizan la evidencia científica y el costo vinculado al beneficio que otorga a los pacientes para una indicación determinada.

Una vez que finalizan las evaluaciones técnicas, a través de la División Evaluación Sanitaria del MSP y los equipos técnicos del FNR, el Ministro de Salud Pública debe emitir una resolución sobre la incorporación o no del fármaco evaluado para determinada indicación.

Los medicamentos se incorporan para indicaciones específicas, en las que existe evidencia, y se rechazan para otras indicaciones en las que no existe evidencia suficiente, o son de costo tan elevado (con relación al beneficio que otorgan) que su cobertura universal no es sustentable para el país.

A modo de ejemplo, la Ordenanza Ministerial N° 908 del 13 de noviembre del 2013 autoriza el ingreso de un número de medicamentos con determinadas indicaciones al FTM, tanto a través de los prestadores integrales (Anexo I) como a través del FNR (Anexo III).

Entre los tratamientos de alto costo incluidos en el Anexo III a partir de esa resolución ministerial, se destacan fármacos para las espondiloatropatías (afecciones que comprometen la columna vertebral), para prolongar la sobrevida en pacientes con cáncer de riñón ya con metástasis, y para tratar la leucemia linfoide crónica.

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