Hallazgo recuerda coraje de la militancia estudiantil anterior a la dictadura


El 20 de diciembre mientras se realizaban tareas de mantenimiento en el techo de la Facultad de Medicina (FM) se encontraron piezas de propaganda estudiantil de hace 40 años.



Durante los meses previos al golpe de Estado, «la represión se agudizó y mantener el viejo local de la Asociación de Estudiantes de Medicina (AEM) -a una cuadra y media por la acera de la Facultad de Química-, resultaba temerario», recordó el entonces militante estudiantil Luis Bianchi.

Al igual que otros centros la AEM resolvió cobijarse en la autonomía universitaria –que tampoco duraría mucho-, y buscó refugio en la propia facultad. «Se colonizaban locales en desuso», explicó Bianchi desde Punta del Diablo donde pasa vacaciones junto a su familia.

En el caso de Medicina los estudiantes procuraron un espacio en la torre de Parteras que había quedado abandonada cuando la escuela se transfirió al Hospital de Clínicas. Bianchi recordó que «la primera pelea fue contra la mugre», y que el local fue pintado de un color «verde asqueroso». Además tenía ventanas: «era importante tener una buena ventana».

Hasta la intervención de la Universidad en octubre de 1973, la improvisada sede no solo sirvió para imprimir afiches en planograf y guardar volantes y periódicos, sino que adquirió «un carácter de propiedad privada, contradictorio con los ideales de la época», contó Bianchi.

Se subía «por una escalerita y, como abajo había actividades del curso de Anatomía, a través de una pequeña mampara se veían las mesas de disección». Atravesando una puertita se accedía a la cumbrera, una estructura de hierro que recorría el último piso del edificio y que, según Bianchi, explicaría las periódicas lluvias de volantes sobre el salón de actos.

Por entonces la militancia de la AEM y la administración del local eran lideradas por «las agrupaciones rojas, que lo prestaban a organizaciones aliadas como la Resistencia Obrero Estudiantil (ROE) y el 26 de Marzo».

El hallazgo

En el antiguo bulín –como le llamaban en la época-, se encontraron copias de una misma edición de Voz Obrera de 1972 y una pancarta. «Se extrajeron algunos ejemplares que permanecen en el decanato bajo llave y en condiciones favorables para su conservación», explicó el funcionario de Servicios Generales de la Facultad de Medicina, Alfonso Machado, a la Unidad de Comunicación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE).

«El contenido habla de gente desaparecida, de intervenciones al Hospital de Clínicas por parte de fuerzas militares “vestidos de particular” pero empuñando armas, reprimiendo y secuestrando gente, compañeros de la Udelar, de reuniones “antifascistas” convocadas entre asociaciones hoy existentes», explicó Machado que además estudia Arqueología en la FHCE.

El hallazgo será comunicado al grupo de Investigación histórica sobre dictadura y terrorismo de Estado en Uruguay (1973-1985) que coordina el decano de la FHCE Álvaro Rico.

Bianchi, por su parte, abandonó la carrera. Fue preso en 1973 y solo fue liberado en 1979. Después, Medicina «fue una de las facultades más difíciles para volver». Vendió «libros y porotos» hasta que un día se encontró con un amigo de los que entonces llamaban bocamaros -por su particular manera de adherir a la acción directa-, y le ofreció trabajo en su empresa de construcción. «Al otro día me transformé en hombre del Sunca, y ahí permanezco hasta hoy».

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