Investigadores descartan «atraso cambiario» en economía local

Una investigación realizada por técnicos de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (Udelar) descarta la hipótesis de atraso cambiario en la economía uruguaya, informó El Observador.



El artículo académico, presentado en las XXVII Jornadas de Economía del Banco Central, demuestra que la apreciación de la moneda durante la última década se vio propiciada por cambios estructurales en la economía uruguaya, como el aumento de la productividad del trabajo, la apertura al exterior y fundamentalmente el mayor nivel de gasto público y privado.

«La apreciación reciente de la moneda doméstica obedece al efecto conjunto de ganancias de productividad e incremento de la inserción extrarregional», afirman los economistas Juan Benítez (Instituto de Estadística) y Gabriela Mordecki (Instituto de Economía), en su estudio Apertura, productividad y gasto agregado: un modelo de fundamentos del tipo de cambio real.

Según demuestran los investigadores, «las variaciones observadas en el TCR en el período de análisis obedecen básicamente a los movimientos de sus fundamentos, más que a los vaivenes de la coyuntura, lo cual echa por tierra las intuiciones que refieren a la eventual presencia de fenómenos de ‘atraso’ cambiario».

Desde el primer trimestre de 2004 al primer cuarto de 2012, el Producto Interno Bruto (PIB) creció a una tasa media de 5,6%. En tanto, hubo una importante caída del tipo de cambio real, de 2,1% promedio anual. El dólar en Uruguay bajó 33,8% durante ese período, de $ 29,5 a $ 19,5.

El indicador se calcula como la relación entre los precios de los bienes y servicios transables -aquellos que se comercializan con el resto del mundo, tanto en exportación como importación-, y los no transables, que se producen a nivel local y solo se consumen en el mercado doméstico. Cuando los precios no transables suben más que los transables, la moneda uruguaya se valoriza respecto a la del resto del mundo.

Una evolución del TCR por debajo del nivel de equilibrio de largo plazo trae aparejada una pérdida de competitividad respecto al resto de los países. Los investigadores demostraron que el deterioro del TCR –que trajo consigo una caída del tipo de cambio– en la última década se vio acompañado de una caída de su valor de equilibrio. De esa manera, la competitividad de la economía uruguaya no se vio afectada.

Según sostienen, la productividad del sector transable de la economía uruguaya registró en la última década un fuerte incremento, medido como la relación entre la evolución de las horas trabajadas y del PIB. Eso llevó a que los recursos productivos abandonaran el sector no transable –menos productivo– y de esa manera tendiera a un encarecimiento de su producción para cubrir una creciente demanda.

De esa manera, los precios no transables aumentaron más que los transables y eso derivó en un tipo de cambio a la baja. «Debe enfatizarse el carácter irreversible de la alteración en el nivel del TCR de equilibrio, lo que refuerza la noción de que la sucesión de incrementos de productividad apreciará la moneda doméstica de forma permanente», explican los expertos.

Al mismo tiempo, la economía uruguaya registró un incremetno del gasto tanto público como privado. Por cada aumento del nivel de consumo, los uruguayos vuelcan una mayor proporción de su ingreso a la compra de productos no transables que a los transables. Eso explica un aumento adicional de la demanda de esos bienes y servicios, que conduce a una apreciación del TCR. A esos fenómenos debe agregarse una mayor apertura de la economía a través de un impulso de las exportaciones extrarregionales, que también propicia una apreciación del TCR de equilibrio.

Los datos 2011, al final de la serie analizada por los economistas, muestran que el TCR se encontraba en niveles muy cercanos a los de equilibrio. Además, sostienen que «la evolución de los fundamentos durante el período de análisis y particularmente durante la última década sustentan la expectativa de que el fenómeno de apreciación doméstica continúe, a juzgar por la evolución del desempeño en materia exportadora, sumado a que el estancamiento de las economías desarrolladas no parece revertirse».

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