Vecinos viven "situación de pánico"

Apedrearon otras dos veces la casa de la familia del barrio Fátima de Salto, que fue atacada el lunes pasado en represalia a la denuncia hecha por un robo a una vivienda. Ayer vecinos de ese y otros dos barrios se movilizaron por seguridad.


En las pasadas 48 horas la vivienda de la familia de Jorge Alonso volvió a ser apedreada por desconocidos. El jueves pasado de mañana le destrozaron el vidrio de un dormitorio y ayer llovieron algunos cascotes en el techo de la casa. "Hay que estar viviendo en el barrio para ver a los participantes pasar burlándose frente a nuestras casas, la gente tiene miedo, principalmente por sus hijos y no soporta más esta situación", dijo Alonso

Ayer en la rotonda de avenida Paraguay y Viera, unos 150 vecinos del barrio Fátima, Villa España e Independencia de la capital salteña se manifestaron por seguridad y leyeron una proclama en medio de un fuerte operativo policial. En el discurso hicieron referencia a las pedradas y fueron duros con las decisiones judiciales: "A estos actos de vandalismo, agresiones y violencia hoy lamentablemente tenemos que sumarle otro acto de violencia, el de la Justicia, la violencia que provocan los jueces con sus fallos, los hechos lo demuestran, acaso ¿a algún vecino de esta ciudad se le puede ocurrir pensar que un individuo después de cometer un arrebato, un robo o el destrozo de una propiedad privada y luego de ser capturado por la policía y llevado ante la Justicia pueda quedar en libertad? Ninguna persona racional podría creerlo, sin embargo ocurre".

En la proclama los vecinos piden la renuncia del fiscal y la jueza que actuaron "en la pedrea a las casas y los vehículos de barrio Fátima, a policías y a móviles policiales".

Exigen vivir tranquilos porque son "la clase trabajadora, la que mantiene este país. Somos familias trabajadoras que estamos cansadas que nos roben, nos insulten y apedreen nuestras casas. Últimamente estamos viviendo una situación de pánico, no podemos dejar que nuestros hijos salgan solos a la calle o jueguen en la vereda porque en cualquier momento los pueden lastimar o matar una de esas tantas piedras que caen. No somos dignos de salir toda la familia junta a pasear, siempre tiene que quedar alguien de guardia por miedo a que nos roben".

HISTORIA. Este barrio creció en condiciones de asentamiento al costado de la capilla San José, ubicada en la exavenida Paraguay -hoy Enrique Amorín- en la década de 1960, en un predio particular y en lo más alto de la zona de El Cerro.

Cuando finalizaba la primera gestión del exintendente Eduardo Malaquina en 1990, la comuna regularizó la situación de los predios de las familias que allí vivían para dar paso al primer Programa de Asentamiento de Viviendas irregulares (PIAI) que se desarrolló en el departamento. Esto llevó a mejorar las condiciones de vida de sus habitantes con la refacción de sus casas e incorporación de servicios de UTE y OSE. Hoy, en el corazón del barrio, viven unas 70 familias, según el relevamiento de la Comisión Vecinal. No es nuevo el problema de convivencia por los desmanes que provocan algunos de los integrantes de este barrio, según el presidente de la Comisión del Barrio, Jair Peralta.

"Reconocemos que se les ha ido la mano a algunos muchachos y es por eso que la prensa se hace eco de esos hechos, pero esta problemática se plantea desde hace mucho tiempo y se ha acentuado en estos dos últimos años", dijo.

Peralta explicó que no todos los vecinos del barrio Fátima son malos, "aquí viven policías, maestros, profesores y en mi caso soy municipal y nací y me críe aquí, con una diferencia a lo que en la mayoría de los casos pasa que, cuando yo y mis ocho hermanos salíamos de mi casa mi madre y mi padre sabían dónde andábamos y con quién jugábamos, si mentíamos la penitencia era segura. Hoy hay casos en que mientras los padres duermen los gurises andan sueltos".

Peralta agregó que es difícil trabajar en la Comisión porque muchas veces cuando recorren la zona invitando a sus pares a participar no quieren ni que les nombren el barrio. "El barrio Fátima es más grande de lo que la gente cree, lo que pasa es que nos identifican solo a los que vivimos en estas dos manzanas que fue el asentamiento", agrega.

PASTA BASE. También es un convencido de que a "garrotazos", como quieren muchos vecinos de los alrededores, no se arregla el problema. "Lo que hay que enfrentar es el consumo de la maldita pasta base que es el origen de este mal y trabajar con las familias en programas en el cual el Estado tiene las herramientas suficientes para desarrollarlos", dijo Jair Peralta.

Según el obispo sufragáneo de la Iglesia Anglicana, Gilberto Porcaro, la situación que se genera en el barrio Fátima es delicada. El religioso gestiona la policlínica y el CAIF de la zona -con 160 niños- desde hace 17 años.

Señaló que observa con mucho dolor que hay niños que eran miembros del merendero y del centro CAIF y hoy son unos de los que están presos. "Obviamente se ha rescatado a mucha gente, en términos de valor a la vida, pero otros han quedado en el camino y esos otros están hoy involucrados en el gran problema que enfrentamos en el barrio Fátima y en los alrededores como Independencia y Villa España, que es el de la pasta base". Agregó que esa droga "es un flagelo social que ha abarcado a toda América Latina y Central y esa es la piedra de tropiezo que tenemos y es un tema de toda la sociedad".

BRASIL UN EJEMPLO. El obispo anglicano expresó que en estos temas existe un vacío y se habla mucho del tema de la droga, la delincuencia y la inseguridad, "pero parece que no nos ponemos de acuerdo", dijo y puso como ejemplo lo que está haciendo el gobierno de Brasil. "Uruguay es un barrio de la ciudad de San Pablo y aquí no podemos solucionar los problemas de un barrio. Tanto Lula como Dilma han puesto un mecanismo en marcha, todo el Estado y están consiguiendo resultados", precisó Porcaro que sigue esas líneas de políticas sociales del país vecino por haber vivido 10 años en Brasil.

Agregó que la gente ahora puede caminar por las calles de Río de Janeiro o de San Pablo, "acá en Salto la gente dejó de tomar mate en la puerta de su casa, muchos se mudan de un lugar a otro y otros se enrejan porque hay problemas sociales no resueltos".
SALTO | LUIS PÉREZ|El País Digital

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