Silencio en torno a la subasta de los aviones genera incertidumbre


El hermetismo del gobierno y las opiniones de las empresas pintan un panorama complejo para la subasta de los aviones de Pluna en el día de mañana. Los oferentes se fueron alejando y ahora quedan pocas alternativas que brinden una salida.


Cautela, tranquilidad y esperanza son las pocas palabras que el gobierno eligió estos días para referirse a lo que puede suceder mañana en la subasta de los siete aviones Bombardier de la ex Pluna. Pero detrás de la actitud que las autoridades vienen teniendo respecto al tema, se puede adivinar un panorama por demás complejo y una intención de no querer mover ninguna pieza que pueda hacer naufragar las últimas esperanzas de vender las aeronaves.

El primero en manifestar su "tranquilidad" de que se realice la subasta fue el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, pero tampoco adelantó mucho más. Luego, la ministra de Turismo, Liliam Kechichián, dijo estar con mucha "cautela" ante lo que pueda pasar. En tanto, una fuente del Poder Ejecutivo consultada por El País agregó que el gobierno "no pierde las esperanzas", y el resto fue silencio. Por ejemplo, el secretario de Presidencia, Alberto Breccia, dijo a este matutino no tener conocimiento sobre lo que podría ocurrir con la subasta y explicó que el tema estaba siendo manejado por la cúpula del Ministerio de Transporte.


Allí, la reserva es aún mayor. El ministro Enrique Pintado no hace declaraciones sobre la subasta y el director general de la cartera, Pablo Ferrer, se limitó a decir que habrá que esperar al lunes para ver qué ocurre.

Sin embargo, fuentes de distintos ámbitos -tanto los involucrados en el negocio aeronáutico como quienes vienen siguiendo la liquidación de Pluna- piensan igual: es difícil que se vendan los aviones. El precio de US$ 136 millones que se pide no está ni cerca de lo que realmente valen en el mercado (unos US$ 80 millones) y las posibles complicaciones están a la vuelta de la esquina.

Los empresarios no dejan de ver que pueden surgir juicios en varios países de la región, por ejemplo Brasil, y que además habrá que negociar por las frecuencias. Hoy, Aerolíneas Argentinas, con los subsidios del gobierno de Cristina Fernández, ganó espacios y maneja costos mucho menores, por ejemplo con el combustible.

Así, de los candidatos que han caído uno de los que hizo más ruido fue la empresa venezolana Conviasa, que se retiró dado que el próximo domingo 7 se realizan las elecciones presidenciales en el país caribeño y el presidente Hugo Chávez no quiere meterse en nada que le pueda generar críticas.

En Conviasa radicaba una de las esperanzas más sólidas del gobierno para colocar las aeronaves, porque por más que el negocio pudiera no ser el mejor, la cercanía ideológica con Chávez hacía que se pudiera esperar un respaldo en la subasta.

Luego, otro que parece decidido a no pujar en el remate es Juan Carlos López Mena (dueño de Buquebus y BQB). Ya el día previo a la fallida subasta el empresario le había avisado al gobierno que no ofertaría por los aviones y esa posición parece no haber cambiado para esta vez, según señalaron a El País fuentes cercanas a la empresa.

"Yo soy un candidato firme, pero quiero hablar con gente que realmente entienda el problema; pienso que no tendría que haber subasta. En una subasta viene un narcotraficante y si paga US$ 130 millones le dan la línea. Esto no se subasta; en los países serios se elige a las empresas por su trayectoria y su solvencia", señaló López Mena.

En una línea similar se manejó la empresa Sol, mencionada en su momento como posible oferente: en los hechos ni siquiera pensó participar de la primera subasta.

Por otra parte, cuando se modificó la fecha de la subasta -del 12 de septiembre al 1° de octubre- se dijo que era para "mejorar la participación". En ese entonces, se señaló que la firma argentina MacAir Jet (del empresario Francisco Macri) había mostrado a último momento su interés de pujar en la subasta, por lo cual se decidió darles tiempo para participar. Sin embargo, distintas fuentes parlamentarias que vienen siguiendo la liquidación de Pluna dijeron a El País que el interés de MacAir nunca se vinculó a la compra de los aviones.

"La empresa del grupo Macri no quería poner plata, lo que ofrecieron fue la gestión, fue poner el conocimiento que tienen sobre este negocio", señaló una de las fuentes. En tanto, otra agregó que "hicieron una propuesta de un negocio, pero nunca quisieron comprar los aviones". Además, un motivo que se menciona a tener en cuenta es el enfrentamiento que existe entre Cristina Fernández y Mauricio Macri, que hace sonar poco probable que la mandataria ayude -por ejemplo otorgando las frecuencias- a una empresa cercana al líder que tiene como opositor.

Una fuente parlamentaria entendió que "la gente que hace negocios lo que menos quiere son problemas, y esto viene con un fardo de problemas arriba: recursos de inconstitucionalidad por doquier, juicios en Brasil y multas por incumplimientos".

En tanto, un operador que asistirá a la subasta en representación de una firma extranjera dijo que el precio de US$ 136 millones que se fijó es "sumamente elevado" en comparación con el valor que se maneja en el mercado, y opinó que un avión como los que se van a rematar puede venderse a lo sumo en US$ 13 millones. "Sería pagar un precio fuera de mercado", afirmó, y explicó que en plaza "hay mucha oferta de esos aviones en este momento, por lo cual el precio tiende a bajar" (ver aparte). Luego, reconoció que la empresa a la cual representa mostró en una primera instancia interés en participar de la puja, pero al ver el precio y los problemas del entorno decidió no ofertar y solo seguir de cerca qué pasa con los aviones. "La situación no se ve bien desde el exterior", opinó el representante de la firma.

PLAN "B". Si finalmente la subasta fracasa, el tema deberá regresar al Parlamento, dado que se vencen los plazos estipulados en la ley votada especialmente para el remate de los aviones. Así, con los Bombardier aún en manos del Estado y con la deuda millonaria todavía pendiente con el Scotiabank, se deberá pensar en un camino que brinde alguna forma de dar utilidad a las aeronaves y generar ingresos para afrontar el pago al banco y cumplir con el resto de los compromisos.

Si se da ese panorama, la chance para el negocio con Conviasa volvería a tomar un fuerte impulso, aseguró una fuente próxima a la empresa. Si Chávez es reelecto -tal como lo marcan varias encuestas- y los aviones no se vendieron, Venezuela estaría dispuesto a poner el dinero y cerrar el tema. También podría pasar algo similar con otras empresas.

Fuentes parlamentarias y otras vinculadas al negocio aéreo señalaron que no sería raro que si los aviones quedan en manos del Estado se busque acordar con una firma que aporte la gestión y el conocimiento para poder poner en marcha la aerolínea.

Mientras tanto, los exempleados de Pluna siguen muy de cerca lo que ocurre con el remate y saben que ahí se juega gran parte de su futuro laboral. Francisco Mazzilli, presidente de la Asociación Civil de Pilotos de Línea Aérea, dijo a El País que escuchan muchos rumores sobre lo que puede ocurrir, pero que en los hechos observan un panorama "muy difícil".

Así, el gobierno llega al remate en un ambiente lleno de dudas y en medio del comentario de las empresas que dicen que lo que se plantea es un negocio poco atractivo. La solución estaría en que las firmas que se han manejado hagan una jugada de último momento y pujen, o que aparezca un oferente por fuera de lo esperado.

"Tranquilidad que el próximo día lunes ocurrirá la subasta. La subasta supondrá un hito muy importante en el camino a la recuperación de una nueva aerolínea de bandera uruguaya".
Fernando Lorenzo, ministro de Economía

"Se tendría que llamar a gente que tiene decenas de años de seriedad y hablar con ellos. No tendría que haber subasta porque viene un narcotraficante y si paga US$ 130 millones le dan la línea".
Juan Carlos López Mena, dueño de BQB

ANDRÉS ROIZEN - El País Digital

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