A 200 años de la peor tragedia marítima


Hace exactamente 200 años morían frente a la Playa Mansa de Punta del Este más de 500 personas en el naufragio del Salvador, la peor tragedia marítima del Río de la Plata. El barco fue hallado en la década del 90 por el buzo Héctor Bado.


Ocurrió a tan solo 250 metros de la costa, en un furioso temporal desatado en la noche del 31 de agosto de 1812.

El Salvador (nombre paradójico si los hubo) había partido del puerto de Cádiz, en España, con destino a Montevideo, transportando casi toda la oficialidad y tropa del 29º Batallón del Regimiento de Albuhera (Extremadura) y un destacamento completo de soldados de caballería, junto con sus armas, correajes y artillería.

La intención de las autoridades españolas era reforzar la guarnición de Montevideo, el último bastión de la Corona en el Virreinato del Río de la Plata.

Aunque originalmente esas tropas tenían otro destino, el Rey de España decidió desviarlas a Montevideo tras el primer sitio de la ciudad.

Desde que ingresó al estuario, el Salvador no tendría más que desatinos. Luego de tres meses de viaje, el capitán no sabía si Montevideo se encontraba en manos de los españoles, por lo que decidió auscultar las posibilidades de un eventual desembarco en la Isla Gorriti (entonces Isla de Maldonado). Ancló allí, y luego lo hizo a unas tres millas de Punta Ballena.

El 31 de agosto amaneció con llovizna y neblina. El Salvador fondeó durante la noche y fue arrastrado con el ancla garreando a cuatro millas del sitio en el que había detenido su marcha. El capitán presintió lo peor y tomó la decisión de ingresar el barco en la bahía, encallándolo en una infeliz maniobra contra el bajo conocido como "del monarca" (por el naufragio del buque inglés HMS Monarch ocurrido pocos años antes), donde sería abatido por la tormenta.

Cerca de 700 almas transportaba el Salvador, de las cuales solo 130 lograrían salvarse alcanzando la costa.

TAN CERCA… ¿Cómo pudieron morir más de 500 personas y sobrevivir tan solo 130 de un naufragio ocurrido a 250 metros de la Playa Mansa de Punta del Este? La explicación es sencilla: en esa época, pocos sabían nadar. Y cuando se "picaron" los palos del barco, para restarle fuerza al viento, "lo hicieron tan mal que se les cayeron encima y mataron a un montón de gente", explicó a El País el buzo Héctor Bado, quien halló el naufragio del Salvador en marzo de 1993.

"El barco fue enviado con una dotación mínima de marineros para llevar la máxima cantidad de soldados. Y así les fue: los soldados de la provincia de Extremadura no conocían el agua", comentó el rescatista.

En el expediente de época, abierto por Antonio de Acosta y Lara, se hacen varias anotaciones interesantes. Una de ellas da cuenta que el capitán del barco, el comandante de la tropa y el párroco desembarcaron en un botecito muy convenientemente ubicado en la popa del barco, mientras los demás se ahogaban.

Apenas empezaba a amanecer y teniendo frente a sus ojos ese doloroso panorama, Acosta y Lara pudo observar cómo la cubierta superior del Salvador se desprendía del resto del casco y empezaba a flotar con la proa al viento. La suerte estaba echada para el navío español.

Con el correr de los días, varios cuerpos fueron llegando a la costa. Recibieron sepultura en una fosa común cavada en la Parada 1 de Punta del Este, en la zona de La Pastora.

HALLAZGO. El pecio (resto del naufragio) del Salvador fue localizado accidentalmente por el buzo Héctor Bado y su socio Sergio Pronczuck durante las operaciones de búsqueda del navío Agamemnon, el buque "preferido" del héroe naval inglés Horacio Nelson, hundido en 1809 en la misma zona.

Los restos del Salvador se encuentran diseminados en una amplia zona, más o menos tapados por la arena, a seis metros de profundidad.

Centenares de elementos fueron recuperados del naufragio, algunos de ellos en un increíble estado de conservación. Sin embargo, el equipo de rescatistas jamás tocó lo que más les llamó la atención: los cuerpos de los que murieron en la tragedia.

Las operaciones de búsqueda culminaron por mandato del Estado. Desde entonces, cazadores de tesoros "furtivos" se han adueñado de muchos objetos, aseguró Bado a El País.

Acosta y Lara, el que nació tres veces
Antonio de Acosta y Lara (Sevilla 1786 - Gualeguay 1866) fue piloto de la Real Armada Española y práctico del Río de la Plata. El marino volvió a nacer, en dos oportunidades, tras sobrevivir a los dos naufragios más terribles de su época: el de la fragata Asunción, ocurrido en 1805 en el Banco Inglés, y el del Salvador, hundido el 31 de agosto de 1812 en la bahía de Maldonado.

Fue Acosta y Lara quien dejó la descripción más precisa del naufragio del Salvador, barco que había abordado casualmente por ser piloto, vigía y capitán interino del puerto de Maldonado. Acosta y Lara se había trasladado en la noche del 29 de agosto al puerto para, al amanecer, embarcarse en una lancha de pesca que lo trasladaría hacia el sitio donde estaba fondeado el navío, sin sospechar que la tormenta en ciernes marcaría una página negra en la historia del Río de la Plata.

Acosta y Lara describe el momento del hundimiento: "En el camino bolví la vista sobre aquel doloroso quadro que acababa de abandonar, y vi la parte superior del buque ú obra muerta voyando ya sobre el agua" (sic).

La fotografía superior es la única que se conoce de Don Antonio de Acosta y Lara, el hombre que nació tres veces.

HUELLAS DE LA CATÁSTROFE RECUPERADAS DEL LECHO MARINO
En Punta del Este
El Salvador era un buque de 40 metros de eslora (largo), en el que viajaban casi 700 personas, en su mayoría militares. La escasez de marinos fue determinante en la hora del naufragio, que se cobró más de 500 vidas.

Cañones de bronce
En marzo de 1993 es hallado en la bahía de Maldonado el naufragio del Salvador, partido en dos y con gran parte de su armamento. Aún tenía siete cañones de bronce, fabricados por la fundición Domingo Soriano en 1801.

Olla para alimentos
Entre las cosas recuperadas había una enorme olla para preparar el rancho a la marinería. Los rescatistas que trabajaron en el naufragio en la década del 90 se sorprendieron por el estado de algunos de los elementos hallados.

Aparato de enemas
Una rareza "científica" del siglo XIX, recuperada del lecho marino en Maldonado. Tiene una cuchara incrustada, lo cual permite comparar su tamaño. Podía autoaplicarse o ser empleada con la ayuda de otra persona.

Octante
Uno de los instrumentos de navegación rescatados, que servía para observar la altura de los astros sobre el horizonte del mar. El arco consta de 45 grados o una octava parte del circulo, de donde proviene su denominación

ANDRÉS LÓPEZ REILLY - El País Digital

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