Una finca señorial que el INAU abandonó


Un predio de casi tres hectáreas en Toledo Chico, con amplias instalaciones, fue entregado por una ONG en 2009 al INAU en calidad de comodato por 25 años. Pero el organismo nunca hizo nada allí y el lugar está hoy deshecho y a merced de robos.


A pocos kilómetros de Instrucciones y Belloni, en la localidad de Toledo Chico, y transitando por un camino de tierra, se llega a una finca rural abandonada. A la entrada, un cartel oxidado y con letras borrosas da la bienvenida al lugar: "Programa (…) Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay".

Pastizales anárquicos, tablas de madera y trozos de hormigón arrancados de las instalaciones, paredes rotas, marcos sin puertas ni ventanas, techos caídos y una piscina abandonada -desbordada de musgo y con un carpincho muerto flotando en el agua- son las primera imágenes que muestra el lugar. En el rostro de los vecinos que acompañan al cronista en la recorrida (en su mayoría productores rurales de la zona) se reflejan la impotencia y la bronca.

"¡Pah… Mirá Carlos, ahora se robaron la mesada!", señaló un lugareño que caminaba un par de metros más adelante.

"Cada vez que venimos la situación es peor… y nadie hace nada. Esto era una obra divina, estaba preciosísimo el lugar y era una bendición ver el trabajo que hacía la ONG. Atendían a una cantidad de gurisas que tenían problemas de discapacidad mental. No entiendo cómo lo dejaron venir abajo, con todas las necesidades sociales que hay para atender hoy. ¡No seas malo!", dice un veterano tambero, en una forma más catártica que declarativa.

Hoy, el responsable del usufructo del predio y sus instalaciones es el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU). Sin embargo, desde hace meses está abandonado y en constante deterioro. Incluso, para indignación de los vecinos, ese "hermoso predio" que vieron funcionar hasta hace algunos años, se convirtió ahora en un foco de delincuencia.

"Además de robar todo lo que puedan de la finca, hemos encontrado vacas y caballos destripados. Roban animales a productores de la zona y vienen a matarlos acá. El triperío lo tiran al aljibe y los huesos quedan por la vuelta, tirados. Es tierra de nadie", cuenta un vecino y da muestras de sus palabras, más tarde, cuando en la recorrida se divisó un esqueleto de animal.

PROCESO. La ONG Aldeas de la Bondad (que actualmente tiene sedes en Paysandú y Salto) fue la que trabajó en el establecimiento de Toledo Chico desde el año 1987, atendiendo a más de 60 niñas y mujeres con discapacidad mental, a través de un convenio con el INAU. El predio fue donado a la ONG por un productor rural de la zona y, mediante donaciones, se pasó de 100 metros cuadrados de edificación hasta los 1.000 metros cuadrados.

Cuatro comedores, seis amplios dormitorios, dos enfermerías, dos cocinas, baños, vestuarios y una piscina amplia, entre otras instalaciones, formaban parte del lugar, gestionado por la ONG. Pero en 2007, tras 20 años de convenio, el INAU optó por rescindir el contrato y la población allí atendida fue reubicada en otros centros. Esto hizo que la fundación no pudiera solventarse económicamente, cerrando su sede en Montevideo.

Justamente, para evitar que el lugar quedara en estado de abandono, Aldeas de la Bondad cedió, mediante comodato, el usufructo de las instalaciones al organismo estatal, por un período de 25 años. "Como no podíamos sostenerlo le ofrecimos el comodato al INAU, por lo menos para que lo pudieran usufructuar y sacarle provecho", explicó a El País Daniel Reyes, asesor jurídico de la organización.

Tanto Reyes como la fundadora de la ONG, Nelsa Sosa, se lamentaron por el deterioro que viene sufriendo el establecimiento, ante la inacción del organismo estatal.

"Es una lástima que no se esté haciendo nada allí, porque es un establecimiento donde el INAU podría darle un muy buen uso. Es un lugar con pabellones, piscinas, en un entorno rural. Pensamos que el INAU iba a tomar posesión inmediata de eso e iba a hacer algo, con la falta de sitios que hay. Es un lugar que puede funcionar para chicos, para jóvenes, para rehabilitación, para un montón de cosas. No es para que esté en ese estado", enfatizó el representante de la ONG.

Esto mismo es lo que se cuestionan y lamentan los vecinos de la zona, que son los testigos más directos de la situación de abandono.

"Tanta gente que necesita un techo y el INAU tiene esto abandonado. Es una cosa que no se puede creer. ¿Sabés cuántas veces le dimos cuenta al INAU y le avisamos de que esto se estaba viniendo abajo? Nos dijeron que estaban pensando en devolvérselo al dueño original, porque no sabían qué hacer con él", dice molesto un vecino, que intenta acomodar, sin éxito y a desgano, los destrozos que hay en el lugar.

"Es increíble que nadie de los que está al frente de esto, no haya evaluado que un techo de 10 metros (que fue arrancado por ladrones) sale cientos de dólares, y hacer un baño (también destrozado), vale otros US$ 2.000 ¿No se dieron cuenta que les salía más barato poner seguridad acá, a tener que volver a invertir todo lo que rompieron y destrozaron los ladrones", se pregunta otro vecino.

En el proceso entre que el INAU rescindió el contrato con Aldeas de la Bondad hasta que se estableció el acuerdo de comodato, la fundación colocó a un cuidador en el lugar.

"Hubo que poner un cuidador a costa de la institución durante un tiempo, pero luego de firmado el comodato pensamos que el INAU se iba a encargar directamente de la seguridad del lugar", comentó a El País el representante de la ONG.

INAU. Consultado por El País sobre la situación del predio y sus instalaciones, el inspector del INAU, Carlos Ribeiro, que ha visitado el lugar en reiteradas oportunidades a pedido de los vecinos, dijo que no podía asegurar qué se hará con él.

"Desde esta oficina lo que se ha hecho es ir al predio a ver en qué condiciones está, que es lo que nos compete a nosotros. Es un predio que está solo y deteriorado, tal como lo he visto. He transmitido esta situación a las autoridades del INAU y desde esta oficina no puedo asegurarle nada porque no tomamos la decisión de nada. Si quiere saber tendría que comunicarse con el directorio", se limitó a decir Ribeiro a El País.

En tanto, consultado el vicepresidente del organismo estatal, Jorge Ferrando, apenas expresó que "se está buscando una solución" al tema, tras dos años de que el establecimiento estuviera en usufructo del INAU. "Por el momento no hay una definición con respecto a ese lugar. Y no tengo más nada para declarar sobre el tema", dijo Ferrando a El País.

Mientras tanto, el predio de casi tres hectáreas que en otra época fue hogar de personas necesitadas, se transformó hoy en un lugar sin destino, oscuro y a merced de los intrusos.

Las cifras
1.000
metros cuadrados es el espacio construido de la finca en un predio de 3 hectáreas.

60
es la cantidad de personas que llegó a albergar cuando lo administraba la ONG.
GASTÓN PÉRGOLA - El País Digital

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