El Loco Abreu explica cómo es eso de picar los penales

El italiano Andrea Pirlo revivió el domingo pasado, en la definición del partido de su selección contra Inglaterra por los cuartos de final de la Eurocopa, la técnica que hizo famosa el jugador checo Antonin Panenka: "picar" la pelota al ejecutar un penal. El jugador activo que más veces lo ha hecho es Sebastián Abreu. El diario español El País publicó una extensa nota con el delantero uruguayo, de la cual se extraen a continuación los párrafos principales.


Óscar Tabárez había decidido que fuese el tercer lanzador, pero él pidió que le dejasen el quinto penalty. Se jugaba Uruguay el pase a las semifinales del Mundial de Sudáfrica 2010 ante Ghana y Sebastián Abreu enfiló el camino que separaba el centro del campo, con todos sus compañeros abrazados, del área, donde le esperaba Kingson. Sebastián Eguren estaba convencido de lo que iba a pasar. La víspera, en el entrenamiento, los charrúas habían ensayado los lanzamientos desde los 11 metros. Abreu ejecutó tres y los erró todos. El último, para más inri, “de picadita”, a lo Panenka. Eguren suspiraba. Pero El Loco le tranquilizó: “Calma,Sebita, que yo lo liquido con el sello de la casa”.

“Hay jugadores para ganar los torneos y otros para los momentos decisivos”, argumenta Abreu, de 35 años, consciente, y contento, de encajar en el segundo grupo. La parte psicológica, explica, es determinante. La batalla mental que se libra entre el portero y el lanzador. “Hay que tener claro que el objetivo es hacer gol, que la pelota acabe dentro, y para ello hay que burlar al arquero, ir contra la lógica. No es una locura, es clase”, afirma Abreu, que sabe de memoria sus lanzamientos “de picadita”: 24. Solo ha fallado dos. Para el primero, en su etapa en México, tiene excusa: “El portero tenía 37 años y los veteranos no vuelan, sino que se vuelcan. Es algo que hay que tener en cuenta”. Para el segundo, ya con el Botafogo, su actual club, tuvo una compensación: cuatro minutos después de su desatino, volvió a lanzar otro. De la misma manera. Y lo metió.

Aprendido el error, el delantero uruguayo explica, como si se tratase de una tesis sobre el asunto, que hay que hacerlo en los partidos decisivos, en los que haya algo en juego. Cuando los nervios afloran y la concentración es máxima. Como hizo Panenka en 1976, Totti en 2000 o Zidane seis años después, cuando dejó en el suelo a Buffon mirando cómo entraba lentito el balón en la final de un Mundial. Como hizo, en definitiva, Pirlo ante Hart. “En esos momentos quieres que el arquero piense que, como ya lo has hecho antes, como hay mucho en juego, no te vas a atrever. Obviamente, tú también dudas. Piensas que igual te lo puede parar porque lo has intentado otras veces, pero siempre juegas con ventaja: tú eres el que toma la última decisión”, asevera Abreu.

La primera vez que Abreu osó rematar de esa forma tan peculiar fue en el último minuto de la última jornada de la Liga de Invierno de México en 2000. El árbitro había decidido que no habría más jugadas después del penalti. El Loco enganchó el balón y lo clavó en las mallas: su tanto número 29, el que le dejaba como máximo goleador de la competición en su primera temporada en el Tecos: “Lo que tengo claro es que prefiero decir 100 veces que me equivoqué a pensar una qué habría pasado si...”, rememora Abreu.
El Observador

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