El sol que saldrá en 2012

El espacio “El Sol” está gobernado por ciclos de variable actividad: grandes erupciones solares y estallidos de radiación son seguidos por periodos de relativa quietud.Desde hace pocos meses, y después de varios años durante los cuales casi no se observaron manchas solares, nuestra estrella parece despertar: la corona solar –halo de elevadísima temperatura que rodea al astro- ha comenzado a expulsar grandes masas de gas (“eyecciones de masa coronal” o CME por sus siglas en inglés) y ráfagas de partículas de alta energía, de un cada vez más intenso “viento solar”, amenaza con sacudir en cualquier momento el campo magnético de la Tierra. Científicos de la División heliofísica de la NASA y de la Administración Oceánica y Atmosférica de EUA, alertan sobre el peligro de poderosas tormentas solares que se avecinan. Cuando la Tierra es bombardeada por ráfagas de rayos X y ultravioleta parte de esa radiación es detenida en la alta atmósfera y en parte llega hasta la superficie de nuestro planeta.Ahora bien, ¿tiene algo que ver todo esto con nuestro bronceado veraniego? Veamos.
El bronceado que adquirimos cuando vamos a la playa es producto de un pigmento que posee la piel conocido como Melanina.Este pigmento es activado por la luz solar y funciona como protector natural o filtro que fabrica nuestro organismo para protegernos de la peligrosa radiación ultravioleta (UV). Es por ese motivo que las personas de piel clara (escasamente pigmentada por la Melanina) son especialmente vulnerables a las quemaduras producidas por la radiación solar.Dosis excesivas de radiación ultravioleta –producto de una exposición prolongada a la luz del Sol- pueden producir enrojecimiento de la piel, síntomas de insolación, edemas e incluso –cuando existe un efecto acumulado a lo largo de los años- ciertas clases de cáncer como el melanoma. Por estos motivos los especialistas sugieren el uso de cremas o lociones fotoprotectoras cuando se concurre a la playa y hacerlo preferentemente en horas tempranas de la mañana o después de las cuatro de la tarde.Por otra parte, una exposición excesiva a la luz solar sin lentes oscuros con adecuados filtros UV, puede provocar cataratas o acelerar la aparición de las mismas en personas jóvenes. Las cataratas consisten en una opacidad creciente del cristalino –lentilla que poseemos en los ojos- y es una enfermedad relativamente común en personas de edad avanzada, sin embargo, la exposición reiterada a luz solar intensa puede provocar una prematura aparición de las mismas.Tormentas de radiación ahora y antes
Durante los siglos XII y XIII el Sol estuvo particularmente activo y nuestro planeta fue intensamente bombardeado por poderosas ráfagas de energía ultravioleta; a raíz de eso en la Europa medieval se produjeron epidemias de cáncer de piel.Este año comienza el ciclo solar 24 y nuestro planeta estará expuesto a altas dosis de radiación, aunque ello no significa que necesariamente se vuelva a producir una epidemia de melanoma. Tampoco es menos cierto que existe una relación directa entre la aparición de melanoma y la radiación solar, motivo por el cual debemos etremar cuidados a la hora de ir a la playa.Sin embargo, este inminente máximo solar no se manifiesta únicamente en forma de peligrosos rayos UV. Los científicos prevén poderosas tormentas de partículas y eyecciones de masa coronal que, de golpear la Tierra, comprometerían seriamente las órbitas de los satélites y todos los sistemas de comunicación electrónica y de suministro de energía eléctrica.Los países más desarrollados –los más vulnerables debido a la extensión de sus redes de energía- se mantienen alerta. Científicos de la ESA (Agencia Aeroespacial Europea) y de la NASA monitorean permanentemente la actividad del Sol mediante naves espaciales como la SOHO (Solar Heliospheric Observatory) y las STEREO (Solar Terrestrial Observatory)
¿Un futuro sin playas?El clima de la Tierra depende de la actividad del Sol, y en los últimos cien o ciento cincuenta años también de la actividad humana.En el siglo XVII, debido a una escasa actividad solar, nuestro planeta experimentó una mini edad de hielo (la temperatura media de la Tierra descendió de forma significativa). En el siglo XX, en cambio, la temperatura media de nuestro mundo aumentó cerca de 1° Celsius, pero no como consecuencia de un evento astronómico, sino de la actividad del hombre.Científicos y líderes mundiales son conscientes que la temperatura media de nuestro planeta va a seguir incrementándose. Los casquetes Polares continúan reduciéndose, los glaciares se retiran y el nivel del mar inevitablemente sube.Aunque toda la infraestructura tecnológica sobre la que se asienta nuestra civilización fuera abruptamente suplantada por otra no contaminante, la naturaleza tardaría años en corregir los desequilibrios y autolimpiarse. Es muy probable que, debido al aumento del nivel del mar, dentro de 20 o 30 años algunas ciudades costeras se encuentren seriamente comprometidas y muchas playas hayan desaparecido.

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