Actividades varias para este fin de semana en el Arboretum Lussich

A 221 años de la elección de Artigas como "Jefe de los Orientales" preparan un acto en Piriápolis

 El Municipio de Piriápolis prepara un acto el lunes 10 de octubre a la hora 11 en la plaza que lleva el nombre del Prócer.


Habrá una parte oratoria y luego un concierto de la Orquesta Departamental, seguido de actuación de grupos de baile.

El 10 de octubre de 1811 tuvo lugar una reunión de los orientales en la quinta de "La Paraguaya", donde en la actualidad de ubica el Parque Central.

La asamblea convocada por José Rondeau, jefe del sitio a Montevideo, determina entre otras cosas que José Artigas fuera  designado General en Jefe de los Orientales.

Al producirse un acuerdo (armisticio) entre Buenos Aires y Montevideo los criollos entendieron que estaban solos en sus aspiraciones por lo que deciden emigrar sentando las bases de la tendencia autonomista de la Banda Oriental.

El ejército artiguista triunfante en la Batalla de Las Piedras (mayo de 1811) había constituído campamento en las márgenes del Río San José, cerca de la ciudad de San José de Mayo.

Junto a los milicianos de Artigas había una gran cantidad de civiles (mujeres y niños) familiares de los soldados, que se habían unido al ejército y se alojaban en carretas y carros. 

La firma del Armisticio, al retirársele el apoyo de la Junta de Buenos Aires, colocaba al campamento oriental en una situación insostenible a merced de las fuerzas españolas de Montevideo.

Al tener que retirarse el contingente oriental por el acuerdo alcanzado, la gran cantidad de familias que acompañaban al ejército se plegó al  desplazamiento.

La columna partió de los montes del Río San José hacia el noroeste, y luego continuó en trayectoria paralela al Río Uruguay hacia el norte; produciéndose constantes incorporaciones de paisanos.

Luego de una semana de marcha, entrando a tierras del departamento de Soriano, la columna acampó el 3 de noviembre en las puntas del arroyo Cololó.

Artigas describía en su correspondencia la continua llegada de nuevos pobladores de la campaña, por lo cual “un mundo entero sigue retardando mis marchas”, y expresando su pesar por no lograr convencerlos a quedarse en sus casas porque no contaba con suficientes soldados y armas como para protegerlos.

"Nada debemos esperar sino de nosotros mismos" escribiría José Artigas después.

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