Intendencia de Canelones habilitó fraccionamiento de alimentos en comercios categoría 1

 En relación a la inquietud planteada por el Centro de Almaceneros, Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay (CAMBADU), la Intendencia de Canelones autoriza mediante la Res. Nº 22/02541 el fraccionamiento de alimentos. La medida, ya en vigencia, rige para comercios alimentarios categoría 1 de hasta 200 m2.
Días atrás, CAMBADU expresó públicamente su preocupación ante la situación económica actual y solicitó la autorización para el fraccionamiento de productos alimenticios, a tamaños más pequeños.

En relación a este tema, el Intendente de Canelones, Yamandú Orsi, explicó que esto está pensado para pequeños comercios en los barrios, “porque el poder adquisitivo de la gente necesita adecuar este tipo de ofertas”.

Asimismo, el Director General de Contralor de la Intendencia de Canelones, Luis Garrido afirmó que esto responde a una realidad socioeconómica. “Nuestra población está demandando los productos alimenticios pero no tiene capacidad de pago de los paquetes que vienen de fábrica. Se empiezan a vender nuevamente los 100 gramos o 200 gramos que la persona necesita para ese momento”, informó.

Atento a esta solicitud, el equipo del Gabinete Productivo elaboró un proyecto de resolución –enmarcada en el Reglamento Bromatológico Nacional– que permite el fraccionamiento de ciertos tipos de alimentos. “La medida pretende impactar sobre el sector de la población que lo está demandando y sobre el sector empresarial que lo necesita, que son, básicamente, los pequeños almacenes de barrio”, aseguró Garrido.

El fraccionamiento debe realizarse con los cuidados correspondientes y en un espacio acondicionado para tal fin (superficies impermeables y lavables), a la vista del consumidor final. Además, se hizo énfasis en el uso del equipamiento de protección personal (tapabocas o mascarilla facial y guantes) a los efectos de prevenir enfermedades transmitidas por una manipulación deficiente de los alimentos. Lo que se busca es “que el consumidor sepa qué es lo que está comprando efectivamente y que el almacenero pueda vender esos productos con una serie de cuidados para garantizar la inocuidad del alimento”, concluyó Garrido.

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