La pandemia provoca retrocesos en la vacunación contra el cáncer de cuello uterino

 La pandemia ha provocado retrocesos en la lucha contra el cáncer de cuello uterino debido a la interrupción de los servicios sanitarios. La proporción de niñas con acceso a las vacunas contra el virus del papiloma humano ha descendido al 13%, desde el 15% anterior a la pandemia.

©Organización Panamericana de la Salud|Los exámenes periódicos son fundamentales para poner fin al cáncer cervicouterino.

El de cuello uterino es el cuarto cáncer más frecuente entre las mujeres, pero se puede prevenir casi por completo y, si se diagnostica a tiempo, es uno de los cánceres que se pueden tratar con más éxito.

Esta enfermedad se cobra la vida de 300.000 mujeres cada año, una cada dos minutos. En los países de ingresos bajos y medios, la incidencia de la afección es casi el doble, y la tasa de mortalidad es tres veces mayor, que en los países de ingresos altos.

“Al igual que con el COVID-19, disponemos de las herramientas para prevenir, detectar y tratar esta enfermedad. Pero, al igual que con el COVID-19, el cáncer de cuello uterino se debe a la desigualdad de acceso a esas herramientas”, dijo el director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Gebreyesus.

En 79 países, donde se dan dos tercios de los casos de cáncer de cuello uterino, aún no han introducido las vacunas contra el virus del papiloma, debido a los altos precios y a un suministro inadecuado.  

Hace un año, la OMS lanzó una estrategia mundial para eliminar el cáncer de cuello uterino, con tres objetivos a alcanzar en los próximos 10 años: vacunar al 90% de las niñas antes de los 15 años; ampliar el acceso a los servicios de detección para el 70% de las mujeres; y ampliar el acceso al tratamiento para el 90% de las mujeres con lesiones precancerosas, y a los cuidados paliativos para el 90% de las mujeres con cáncer invasivo.

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