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La sostenibilidad, sofisticación genética, productividad y uso eficiente del agua mejorará la competitividad de la soja, dijo el ministro Tabaré Aguerre, tras remarcar el compromiso que se debe tener en el cuidado de suelos. Añadió que la caída de precios, que en dos años pasó de 500 a 350 dólares la tonelada, es un tema circunstancial y en poco tiempo más se revertirá el mercado, por lo cual hay que aprender esas lecciones.
“Es la primera vez que me toca hablar con una caída de 17,9 dólares en el precio de soja en el día”, pero esta fluctuación es un “desafío excede lo coyuntural o circunstancial”, advirtió Aguerre al comenzar su extensa oratoria en la clausura del 5.º Encuentro Nacional de la Mesa Tecnológica de Oleaginosos.
Con el título “Desafíos, avances tecnológicos y competitividad en soja”, el encuentro desarrollado el jueves en la sede de la Cámara Mercantil de Productos del País se propuso identificar áreas de acción para un crecimiento sostenido y sustentable de la productividad del rubro.
Uruguay dispone de 1,6 millones de hectáreas plantadas, en cuyo marco la soja es el principal cultivo con 1,3 millones y una cosecha para 2015 estimada entre 3,2 y 3,5 millones de toneladas. También este producto es en volumen el mayor exportable del país, con 17 % del total, seguido por la carne bovina con 15 % y la celulosa con 12 %.
En 2014 ingresaron a Uruguay 1.600 millones de dólares de ventas de soja, pese a que los precios internacionales ya estaban a la baja, al punto de que pasaron de 500 dólares la tonelada a aproximadamente 350 actualmente.
En el encuentro, Aguerre analizó aspectos que se pueden abordar desde el Gobierno. “Sostenibilidad y productividad van de la mano en políticas públicas agropecuarias con compromiso intergeneracional”, indicó.
Luego comparó la alimentación que adquirió la población en muchas partes del mundo. “La demanda de proteínas podrá enlentecerse, pero seguramente no disminuirá y la soja continuará siendo el cultivo con mayor comercialización”, opinó.
Agregó que el ciclo de buenos precios provocó una incrementación de la superficie cultivada de soja en muchos países, pero cuando se derrumban los precios se ingresó en una etapa en la que tiene que haber ajuste entre oferta y demanda, en precios y en tarifas.
El secretario de Estado aconsejó a los privados manejar correctamente los planes de uso de suelo para disminuir la erosión, efectuar rotaciones en los cultivos forrajeros y cuidar el agua como recurso esencial para la agricultura.
“Debemos entender que los sistemas de producción en Uruguay serán siempre ganadero-agrícola y no agrícola-ganadero. Pero tenemos que aprovechar las sinergias posibles mediante la intensificación de los procesos ganaderos para quitarle volatilidad a los productos de la agricultura y transformarlos en menos commodity (materia prima) de manera de quitarle riesgo”, afirmó.
Desafíos
Aguerre indicó que el camino es invertir en procesos tecnológicos e investigación, elaborar nuevo marco normativo, estímulos y lineamientos para fomentar la producción en oleaginosas, transmitir seguridad a la población respecto del cuidado ambiental y comprometerse en la infraestructura energética.
“La sofisticación en genética, en biotecnología permitirá acceder a nuevos mercados o sostener los diferenciales”, apuntó.
Tener una agricultura de 2.000 kilogramos de soja o 5.000 de maíz “es tener una agricultura con balance negativo de carbón orgánico en suelo” que altera la materia y emite gases de efecto invernadero, advirtió.
“Si el sistema es eficiente porque captura más carbono que lo que se le saca al suelo es positivo, Sino todo lo que haga será mitigar la pérdida de productividad del recurso”.
“El viento para el comercio alimenticio mundial cambiará dentro de dos o tres años lo que se transformará en una oportunidad de construcción de trabajo y desarrollo para Uruguay. Debemos llegar a ese escenario con alguna lección ya aprendida. La inteligencia con que veamos la balanza entre peligro y oportunidad es la diferencia para salir adelante”, concluyó Aguerre.
Mesa de tecnología
La ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, a su turno, repasó que esa cartera junto a la de Ganadería, Agricultura y Pesca participaron en la generación del conglomerado oleaginoso y destacó la importancia de su participación en la Mesa de Tecnología.
El Ministerio de Industria también impulsó anteriormente la aprobación de la Ley de Biotecnología, importante para el sector agropecuario, con énfasis en sostenibilidad e innovación.
Cosse explicó que esa norma prevé un fondo de estímulo al desarrollo de la biotecnología “en el cual varios ministerios deben trabajar para conformarlo”.
En esa órbita también funciona el Consejo Sectorial de Biotecnología. “Es fundamental conseguir sinergias entre los distintos actores”, dijo, tras insistir en la voluntad de su cartera por participar y apoyar las iniciativas necesarias en lo que respecta a innovación, investigación científica y desarrollo.
Explicó que estos factores vuelven al sector menos vulnerable, más fuerte, más robusto, lo aleja de las cuestiones primarias y lo acerca al valor agregado. “No puede haber solución a un problema de sostenibilidad sin innovación, sin investigación ni introducción de nuevas técnicas”, concluyó.
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