Además de adquirir la atractiva jarra de la 50ª Semana de la Cerveza, los visitantes del predio ferial pueden acercarse al stand de la Asociación Uruguaya de Coleccionismo Cervecero (Urucer), donde puede apreciarse la colección más grande de jarras conmemorativas de la fiesta.
Víctor Soca, integrante de Urucer, que agrupa a coleccionistas de todo el país, aseguró que la jarra es, además de un verdadero símbolo de la fiesta, un objeto de gran interés para los coleccionistas.
“Somos un grupo de coleccionistas vinculados a todo lo que es coleccionismo cervecero, dentro del cual está el rubro jarra de la Semana de la Cerveza”, indicó.
Se trata de “una de las colecciones más grandes que existen vinculada a la jarra de Paysandú”, ya que “en años diferentes se diseñaron más de un ejemplar”.
Un dato poco conocido –agregó Soca- “es que en 1974, en la novena edición, se hicieron alrededor de 46 ejemplares diferentes” y “nadie las posee a todas”.
“Nosotros, dentro de nuestra sociedad, tenemos 35 de esos ejemplares, que son muy difíciles de conseguir”, aseguró.
Las jarras –sostuvo- “están muy arraigadas a Paysandú y la gente que trabajó en Norteña las tiene como reliquia familiar”.
Respecto al valor de mercado de las jarras más difíciles de conseguir, consideró que el costo es proporcional a la cantidad que se fabricaron en esa edición de la fiesta.
“Hay jarras antiguas que se fabricaron muchas, entonces el valor disminuye. En el 2007 se confeccionó una jarra, la 42, que es muy frágil; llegaron muchas rotas y se calcula que hay solamente unos 400 ejemplares. Esa jarra se cotiza en el mercado alrededor de 400 dólares. Hay jarras de hasta 1.000 dólares”, puntualizó.
Soca recordó que, a lo largo de la historia de la fiesta, las jarras han sido diseñadas por diferentes empresas, entonces “hay algunas que son litografiadas y otras tienen relieve”. Por tanto, “las más bellas son aquellas que tienen relieve”.
“Dentro de la colección, hay muchas jarras muy lindas, como por ejemplo la 14 (1979), que es azul. También la 44 y la 45, además de la de este año, que tiene bordes dorados, son muy lindas. Nosotros como coleccionistas las apreciamos mucho”, agregó y confesó que cada jarra que se adquiere debe ser “bautizada con cerveza”.
Yo tengo la colección más de dos son todas truchas yo las compré en el predio personalmente
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