La música uruguaya está de luto por la muerte de Osvaldo Fattoruso


El histórico baterista uruguayo murió ayer a los 64 años tras luchar casi una década con el cáncer. Junto a su hermano Hugo fue protagonista de páginas fundamentales de la música rioplatense. Su última actuación fue el 7 de julio, en familia.



Uruguay llora la pérdida de uno de sus músicos superlativos. Pero el deceso de Osvaldo Fattoruso no fue sorpresivo. El virtuoso baterista luchó con admirable entereza contra una larga enfermedad que lo tenía a los tumbos. En estos últimos años soportó duras recaídas, sin autocompadecerse y con las energías puestas en lo que fue su eje vital: la música. Osvaldo no se quejaba. Tocaba. Y alternaba conciertos con las clases de batería que ofrecía en la casa de su madre Josefina, en el barrio La Comercial, en el local que una vez sirvió para que su padre Antonio se ganara el sustento arreglando vitrolas y vendiendo discos de 45 RPM. Su última actuación fue el pasado 7 de julio en el pub Paullier y Guaná en el show Fattoruso X 6, que compartió en familia con sus sobrinos Alex (también conocido como Ciruela), Luanda y Francisco, su hermano Hugo, y Luana, la hija mayor de Francisco.

El velorio íntimo se realizó el domingo en la empresa Martinelli de la calle Canelones, a donde -además de sus familiares- acudieron los músicos que siempre lo rodeaban, entre ellos Urbano Moraes, los hermanos Ibarburu y Ruben Rada y su hijos Matías y Julieta.

La última vez que habló con El País fue consultado por la muerte de Luis Alberto Spinetta. En ese entonces quedó una frase sin publicar, que ahora adquiere un sentido inmenso. Osvaldo decía: "es un garrón la partida de El Flaco pero tenía sesenta y pico de años y no es que uno esté esperando pero esto puede suceder, es más factible ahora que veinte años atrás. No es nada deseado pero uno sabe que pasa esto. Me provoca una tristeza y un vacío. Hay que tomar con más naturalidad que un tipo muera que que uno nazca. Es una tristeza rara pero la vida es así".


Fattoruso fue un niño prodigio. Comenzó a tocar la batería de forma profesional a los siete años para conformar el mítico trío que fundaron su padre y su hermano, y que más tarde resurgió con Francisco Fattoruso en bajo. Integró Los Hot Blowers y fue cofundador de dos grupos que marcaron a fuego la música uruguaya y regional: Los Shakers y Opa.

Él era el que sabía "un poco" de inglés en los años 60 como para ponerle letra a esas canciones emblemáticas del rock rioplatense inspiradas en The Beatles, que interpretaba junto a Hugo, Roberto "Pelín" Capobianco y "Carlos "Caio" Villa. En esa agrupación curiosamente no tocaba la batería: era guitarra y voz. A fines de los 60, durante su estadía en Estados Unidos, fue protagonista de Opa, otra vez junto a su hermano y con Ringo Thielmann en el bajo. Su importancia es total: fueron unos de los primeros en hacer `candombe beat` y en fusionar rock, jazz y ritmos latinoamericanos. Tanto Los Shakers como Opa son bandas de culto: uno por su arraigo popular y por haber sido gran influencia incluso para figuras del rock argentino como Spinetta, Charly García y Fito Páez. El otro por despertar admiración en los colegas y por ser escuela.

Osvaldo tocó y grabó con una interminable lista de figuras de primer orden, entre ellas Paquito D`Rivera, Hermeto Pascoal, Airto Moreira, Toninho Horta, Steve Morse y Giovanni Hidalgo. Con Mariana Ingold, quien fue su pareja, publicó cerca de una decena de discos. Su nombre estuvo en importantes festivales internacionales de España, Noruega, Suecia, Cuba, Dinamarca, Brasil y Estados Unidos. Dictó seminarios de candombe en varias universidades del mundo y composiciones suyas fueron grabadas por artistas tan disímiles como Herb Alpert, Jaime Roos y la murga Contrafarsa. Osvaldo deja una hija argentina, proyectos en el tintero y mucha historia, mucha música para volver a escuchar y aprender.

ALEJANDRA VOLPI - El País Digital

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