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Un uruguayo viajaba en el "Titanic italiano"

El naufragio del crucero Costa Concordia, el "Titanic italiano" encallado frente a la Isla del Giglio, en las aguas heladas del Mediterráneo, provocó al menos tres muertos -un peruano y dos franceses- y 70 desaparecidos que eran buscados "puerta por puerta" en cada rincón del islote.

El relato de los pasajeros sobrevivientes, más de un centenar de ellos latinoamericanos, rememora las escenas de la película Titanic, de James Cameron. "La gente comenzó a gritar mientras los niños lloraban de miedo en medio de la oscuridad", dijo un hombre que logró nadar a tierra firme.

Otros viajeros denunciaron que las tareas de socorro fueron muy lentas y precisaron que antes de abandonar el barco, la nave de pasajeros más grande de Italia perteneciente a la compañía de "Costa Cruceros", pasaron al menos dos horas.

El naufragio ocurrió el viernes a la noche en las aguas heladas del Mediterráneo cuando el crucero, con 4.234 personas a bordo, 52 de ellas niños, colisionó contra un escollo frente a la isla, en la región de Toscana.Una de las víctimas, de nacionalidad peruana, era miembro de la tripulación, mientras los otros dos fallecidos eran turistas franceses.

Según los relatos de sobrevivientes, numerosos pasajeros -3.216 viajaban en total en la nave, el resto eran miembros de la tripulación, en gran parte asiáticos- se lanzaron al mar para tratar de salvarse y otros quedaron literalmente colgados de las barandillas.

En el crucero, además de casi un millar de italianos, viajaban 107 latinoamericanos: 46 de ellos brasileños, 17 argentinos, 10 colombianos, 10 chilenos, 8 peruanos, 5 venezolanos, 4 dominicanos, 2 cubanos, 2 ecuatorianos, 2 mexicanos y 1 uruguayo.

"Mientras navegábamos a marcha turística impactamos con una punta de roca que no estaba señalada. Según la carta náutica, debía haber agua suficiente por debajo de nosotros", dijo el comandante del buque, Francesco Schettino

La nave había zarpado del puerto de Civitavecchia, cerca de Roma, para realizar un crucero por el Mediterráneo.

Poco después de que el crucero encallara, el capitán ordenó a la tripulación que procediera con la evacuación. La tripulación repartió chalecos salvavidas y recurrió a los botes para llegar hasta la costa de la isla del Giglio, dijeron fuentes cercanas a la empresa. Pero el pánico se adueñó de los pasajeros, y muchos de ellos criticaron la imprevisión de los tripulantes.

"No fuimos ayudados adecuadamente por la tripulación para abandonar la nave. Vi mucha gente que se tuvo que arreglar por sí misma", contó Stefano, un pasajero argentino.

Vivian Parra, una pasajera chilena, dio también una visión diferente a la de la empresa: "Sentimos un ruido espantoso; yo estaba cenando con mi suegro y sentimos un estampido grande, pero se dijo que era un problema de generador. Y se insistió hasta el final con esa información, por eso hubo tanto caos, la gente se desesperó, se cortó la luz, los niños lloraban, la gente se exaltó, hubo peleas, y no se sabía cómo sacar los botes, y cortaban las amarras con hachas".

"Nunca se nos dio instrucciones antes de subir a la embarcación, como lo exige el protocolo, entonces todo fue desbordado", dijo a la radio de su país Bio Bio.

La tragedia puede ser aun mayor. Unos 70 pasajeros están aun sin ubicar, dijo hoy Giuseppe Linardi, prefecto (represente del gobierno central) de Grosetto, la ciudad continental más cercana a la isla, en el sur de Toscana.

"Localizamos hasta el momento a 4.165 personas. Hay una diferencia de unas 70 personas, pero estamos haciendo una búsqueda, practicamente puerta a puerta" en la isla. "Ya fueron encontrados cuatro norteamericanos", dijo.

"No podemos descartar que a raíz del pánico que hubo en el barco algunos pasajeros se hayan lanzado al mar. Quizás algunos de ellos no lograron ser socorridos" pero muchos otros podrían estar en la isla, dijo, aunque a medida que avanzaban las horas se iban perdiendo las esperanzas.

Los heridos hospitalizados son 40, dos de los cuales están graves.

El buque, al chocar contra el escollo, tuvo una rajadura enorme de 70 a 100 metros y se inclinó a 80 grados.

"Existe también el riesgo de contaminación ya que el buque lleva 2.388 toneladas de gasoil en sus tanques", subrayó el prefecto.

En tanto, ya llegaron a la región Toscana técnicos especializados de Holanda "para aspirar del buque el combustible presente en los tanques para evitar un daño ambiental a la zona", dijo el responsable de Costa Cruceros, Gianni Onorato.

El choque contra un escollo que destrozó la quilla de la nave tuvo lugar probablemente algunas millas antes de la isla del Giglio, dijeron a la agencia ANSA fuentes de la investigación.

El buque prosiguió la navegación y sólo sucesivamente invirtió ruta, apuntando hacia el puerto de la isla del Giglio, a 8 millas marítimas del continente.

En la primera señalación hecha a la capitanía de puerto se refirió que la nave "embarcaba agua". La tripulación, en un primer momento, creyó poder llevar adelante la emergencia. Cuando esto pareció imposible, el comandante ordenó cambiar ruta y dirigirse a la isla.

El acercamiento a tierra firme, según socorristas, impidió que el accidente tuviese consecuencias aún más trágicas y que la nave se hundiese.

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