Miles de niños murieron en zonas de guerra durante el 2018.

Los niños que viven en países en guerra han sido atacados, utilizados como escudos humanos, asesinados, mutilados o reclutados para luchar. La violación, el matrimonio forzado y el secuestro se han convertido en tácticas estándar en los conflictos desde Siria hasta Yemen, y desde la República Democrática del Congo hasta Nigeria, Sudán del Sur y Myanmar.

© UNICEF/Thomas Nybo | Un refugiado rohingyá de seis años después de su travesía hacia Bangladesh huyendo de la violencia.

Millones de niños alrededor del planeta siguen siendo víctimas de conflictos armados y los líderes mundiales permiten que esto siga ocurriendo con impunidad, aseguró el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) en un comunicado.

"Los niños que viven en zonas de conflicto en todo el mundo han continuado sufriendo a través de niveles extremos de violencia en los últimos 12 meses, y el mundo ha seguido fallando. Durante demasiado tiempo, las partes en conflicto han estado cometiendo atrocidades con una impunidad casi total, y solo está empeorando. Se puede y se debe hacer mucho más para proteger y ayudar a los niños", declaró Manuel Fontaine, director de programas de emergencia de UNICEF.

Los niños que viven en países en guerra han sido atacados directamente, utilizados como escudos humanos, asesinados, mutilados o reclutados para luchar. La violación, el matrimonio forzado y el secuestro se han convertido en tácticas estándar en los conflictos desde Siria hasta Yemen, y desde la República Democrática del Congo hasta Nigeria, Sudán del Sur y Myanmar.

Los conflictos donde más sufrieron los niños en 2018

En Afganistán, unos 5000 niños fueron asesinados o mutilados en los primeros 9 meses del año, la misma cantidad que en todo el año 2017. Además, los pequeños representaron el 89% de las víctimas civiles de restos de explosivos de la guerra.

En Camerún una escalada del conflicto en el noroeste y sudoeste del país ha convertido en objetivos a escuelas, estudiantes y maestros. En noviembre, más de 80 personas, entre ellas muchos niños, fueron secuestrados en Nkwen, y liberados unos días después. Hasta la fecha, 93 aldeas habrían sido quemadas parcial o totalmente debido al conflicto, donde los pequeños enfrentan niveles extremos de violencia.

En la República Centroafricana, un dramático resurgimiento en los combates afecta a gran parte del país, con dos de cada tres niños que necesitan asistencia humanitaria.

En la República Democrática del Congo, la violencia interétnica y los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los grupos armados en la región de Kasai y en las provincias orientales de Tanganica, Kivu del Sur, Kivu del Norte e Ituri han tenido un impacto devastador en los niños.La respuesta al brote de ébola en curso se ha visto seriamente obstaculizada por la violencia y la inestabilidad en el este del país. Además, se estima que 4,2 millones de niños están en riesgo de desnutrición aguda grave. La situación se agrava por violaciones de los derechos de los niños, incluido el reclutamiento forzado por grupos armados y el abuso sexual.

En Iraq, a pesar de que los combates han disminuido en gran medida, cuatro niños murieron en noviembre en el norte del país cuando el autobús en el que viajaban a la escuela fue atacado. Los niños y las familias que regresan a sus hogares en áreas previamente afectadas por la violencia continúan expuestos al gran peligro de municiones sin explotar. Miles de familias permanecen desplazadas y ahora enfrentan las amenazas adicionales de las temperaturas invernales y las crecidas repentinas.

En la cuenca del lago Chad, el conflicto en curso, el desplazamiento y los ataques a escuelas, maestros y otras instalaciones educativas han puesto en riesgo la educación de 3,5 millones de niños. Hoy en el noreste de Nigeria, en la región del lago Chad, en el extremo norte de Camerún y en la región Diffa de Níger, al menos 1041 escuelas están cerradas o no funcionan debido a la violencia, el miedo a los ataques o la inseguridad, lo que afecta a casi 445.000 niños. Además, un reciente aumento de la violencia en la región fronteriza entre Mali, Burkina Faso y Níger ha dejado 1478 escuelas cerradas.

En Myanmar, la ONU continúa recibiendo informes de violaciones continuas de los derechos de los rohingya que permanecen en el norte del estado de Rakhine, entre las que se reportan homicidios, desapariciones y detenciones arbitrarias. También existen restricciones generalizadas a los derechos a la libertad de movimiento y las barreras para acceder a la salud y la educación. Asegurar que los niños tengan acceso a una educación de calidad y otros servicios esenciales evitará a una "generación perdida" de niños Rohingya; de lo contrario, carecerán de las habilidades que necesitan para contribuir a la sociedad, asegura UNICEF.

En el noreste de Nigeria, los grupos armados, incluidas las facciones de Boko Haram, continúan atacando a las niñas, que son violadas, obligadas a convertirse en esposas de combatientes o utilizadas como "bombas humanas". En febrero, el grupo secuestró a 110 niñas y un niño de una escuela técnica en Dapchi, estado de Yobe. Mientras que la mayoría de los niños han sido liberados desde entonces, cinco niñas murieron y una sigue cautiva como esclava

En Palestina, más de 50 niños murieron y cientos más resultaron heridos este año, muchos de ellos mientras protestaban contra el deterioro de las condiciones de vida en Gaza. Los niños en Palestina e Israel han estado expuestos a miedo, trauma y lesiones.

En Sudán del Sur, el implacable conflicto y la inseguridad durante la temporada anual de escasez empujaron a 6,1 millones de personas a un hambre extrema. Incluso con la llegada de la temporada de lluvias, más del 43% de la población sigue teniendo inseguridad alimentaria. Si bien la promesa revitalizar  un acuerdo de paz ofrece un atisbo de esperanza para los niños, los informes de violencia extrema contra mujeres y niños continúan, más recientemente en Bentiu, donde más de 150 mujeres y niñas reportaron haber sufrido asaltos sexuales.

En Somalia, más de 1800 niños fueron reclutados por las partes en el conflicto en los primeros nueve meses del año, de ellos 1278 fueron secuestrados.

En Siria, entre enero y septiembre, la ONU verificó el asesinato de 870 niños, el número más alto en los primeros nueve meses de cualquier año desde el inicio del conflicto en 2011. Los ataques continuaron durante todo el año, incluido el asesinato de 30 niños en el pueblo oriental de Al Shafa en noviembre.

En el este de Ucrania, más de cuatro años de conflicto han tenido un costo devastador en el sistema educativo, destruyendo y dañando cientos de escuelas y obligando a 700.000 niños a aprender en entornos frágiles, en medio de combates y los peligros que representan las armas de guerra sin explotar. La situación es particularmente grave para 400.000 niños que viven a menos de 20 km de la "línea de contacto", que divide las áreas controladas por el gobierno y los insurgentes, y donde el bombardeo y los niveles extremos de contaminación representan una amenaza letal.

En Yemen, las Naciones Unidas verificaron que 1427 niños fueron asesinados o mutilados en ataques, entre ellos el atentado a un autobús escolar en Sa’ada. Las escuelas y los hospitales han sido objeto de frecuentes ataques o han sido utilizados con fines militares, negando a los niños el acceso a su derecho a la educación y la atención médica. Esto está alimentando aún más la crisis en un país donde cada 10 minutos muere un niño debido a enfermedades prevenibles y 400.000 niños sufren de desnutrición aguda grave.

El llamado de UNICEF

“El 2019 marca el 30ª aniversario de la histórica Convención sobre los Derechos del Niño y el 70º aniversario de la Convención de Ginebra; sin embargo, hoy en día, hay más países envueltos en conflictos internos o internacionales que en ningún otro momento en las últimas tres décadas. Los niños que viven en un conflicto están entre los que tienen menos probabilidades de tener garantizados sus derechos. Los ataques a los niños deben terminar ", dijo Manuel Fontaine.

UNICEF hizo un llamado a todas las partes en conflicto para que cumplan con sus obligaciones en virtud del derecho internacional y pongan fin de inmediato a las violaciones contra los niños y los ataques a la infraestructura civil, incluidas las escuelas, los hospitales y la infraestructura del agua. UNICEF también pide a los estados con influencia sobre las partes en conflicto que la utilicen para proteger a los niños.

“Se necesita hacer mucho más para prevenir las guerras y poner fin a los muchos conflictos armados desastrosos que están devastando las vidas de los niños. Sin embargo, así continúen los combates, nunca debemos aceptar ataques contra niños. Debemos hacer que las partes en conflicto tengan la obligación de protegerlos. De lo contrario, son los niños, sus familias y sus comunidades quienes continuarán sufriendo las consecuencias devastadoras, ahora y en los próximos años”, recalcó Fontaine.

UNICEF trabaja con socios para proporcionar a los niños más vulnerables servicios de salud, nutrición, educación y protección infantil.
ONU.

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