Controlar la ira con Charlie Sheen

Charlie Sheen mira fijo hacia el espectador. “No me podés despedir a mí. Yo renuncio”, dice abriendo el primer capítulo de Anger Management, cuyo estreno en Latinoamérica se realizo ayer a la hora 21.30 en el canal de cable TBS.

“¿Así que pensás que podés reemplazarme por otro tipo? Dale, intentalo, no va a ser lo mismo”. Y en ese momento el encanto se termina. La pista de risas explota por la obvia referencia a la partida de Sheen de Two and a Half Men.

Y agrega: “Pensarás que estoy perdiendo, pero no, estoy…”. La frase queda inconclusa, pero el espectador en su mente agrega“winning” (“ganando”), la frase que hizo famosa durante las extrañas entrevistas que dio luego de ser echado de la exitosa serie.

De inmediato el plano se abre y Sheen –que ya no es él, sino su personaje, Charlie Goodson– está en su casa, atendiendo a sus pacientes en terapia de control de ira.

Charlie es ahora un psicoanalista con métodos poco ortodoxos de terapia y con sus propios problemas de ira. A causa de ellos, echó por la borda una posible carrera en el béisbol profesional, así que sabe de qué se trata cuando dice que la ira le sacó lo que más quería.

Alejado del modelo de mujeriego que forjó en su serie anterior, el nuevo personaje es divorciado y padre de una adolescente, que además tiene sus propios dilemas con su trastorno obsesivo compulsivo. Luego de Charlie Harper cuesta acostumbrarse a ver al nuevo Charlie dando consejos paternales.

Las actrices que dan cuerpo a su familia son Shawnee Smith, figura reiterada en los diferentes episodios de las películas El juego del miedo, y la joven Daniela Bobadilla, que apareció en dos capítulos de Desperate Housewives.

Para sumar al caos en su vida, tiene una relación de “amigos con beneficios” con su exterapeuta, Kate –interpretada por Selma Blair, conocida por la saga Hellboy–, con quien luego intentará retomar las sesiones, sin perder esos “beneficios”.

Además de sus pacientes, Charlie atiende en forma honoraria a un grupo de prisioneros de la cárcel estatal. De esta forma, se completa un elenco variado pero en extremos estereotipado, que sin dudas apuesta a abrir las puertas para un sinfín de escenas de comedia.

Sin embargo, el episodio piloto que se emitirá hoy, falla. Este no hace más que presentar a los nuevos personajes, burlarse del pasado reciente del actor y causar a su paso casi ninguna risa.

Su debut en Estados Unidos le otorgó a la señal de cable FX el mayor éxito que tuvo en su historia. Unos 5,5 millones de espectadores vieron el piloto, seguido por el segundo episodio, que generó 200 mil televidentes más. Sin embargo, solo la mitad de la audiencia –aproximadamente 2,7 millones– formaba parte del buscado público objetivo de entre 18 y 49 años.

Pero el furor duró poco. A la semana siguiente los ratings bajaron 38%, manteniendo solo 3,37 millones de espectadores. De todos modos, estos números no hay que verlos tan negativamente. Siguen siendo altos para una señal de cable, además de que la franja demográfica deseada subió 44%.

Resta ver si la serie logrará mantener su audiencia o la novedad durará poco, al igual que lo hizo Two and a Half Men con Ashton Kutcher como protagonista.
Kristel Latecki - El Observador

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