La grabación que compromete al número 2 de la Aduana


Once funcionarios de la aduana del aeropuerto de Carrasco fueron procesados con prisión en 2008 por recibir “propinas” de parte de despachantes de aduana. Alfredo Morosoli, uno de los funcionarios procesados, grabó en marzo de 2011 una conversación con Guzmán Mañes, entonces director de la aduana del aeropuerto Carrasco y hoy subdirector nacional de Aduanas. En la grabación, el actual dos de Aduanas dice: “Mentí consciente” ante la jueza Mariana Mota, para salvar pellejo (lo reconoce al final de este fragmento de la grabación). “Yo entendía y entiendo que a tu caso no le agrego ni le saco nada, en cambio el único que quedo embretado por omisión de funciones soy yo”, le dijo Mañes a Morosoli, luego de reconocer que él sabía que existían “propinas”.

Guzmán Mañes asumió la dirección de la aduana del aeropuerto de Carrasco el 2 de junio de 2008. Alfredo Morosoli era el encargado de la unidad de control de recintos. El viernes 6 de junio, tal como reconoce Mañes en la grabación, Morosoli le informó a que los funcionarios estaban recibiendo “propinas”. Del lunes 9 al jueves 12 de junio, Mañes tomó licencia y Morosoli lo sustituyó en la dirección de la aduana. El jueves 12 de junio de 2008 la Policía arrestó a Morosoli y a otros 10 funcionarios por recibir “propinas”.

-Guzmán Mañes: Yo arranqué un lunes, 2 de junio (de 2008). Vos estabas de viaje, te reintegraste el jueves. El viernes siguiente…

-Alfredo Morosoli: Vos te fuiste a Ecuador…

-Mañes: Ahí va: yo me iba a Ecuador. El viernes (6 de junio de 2008) viniendo del salón de pasajeros para la Terminal de cargas, caminando ahí me dijiste, me contaste: “Mirá, nosotros hacemos esto (en referencia a las ‘propinas’)”. Incluso me dijiste, no sé cuáles tus palabras: “Hacemos un coso y repartimos”. Una cosa así me dijiste. Y me dijiste una frase que no me olvido más: “Yo sé que es una cagada –me dijiste-, yo sé que nos compromete al pedo por unos pesos locos”. Hablando así como sos vos. Y yo te dije ahí: “Mirá, Canario, yo no comparto, no comparto para nada eso, pero me voy de viaje, cuando venga vamos a hablar; sigan como están”. Porque vos quedabas de encargado.

-Morosoli: Sí.

-Mañes: “Sigan como están. No cambien nada. Cuando venga, vamos a hablar”.

Morosoli: Ahí está.

Mañes: Eso es lo que yo me acuerdo. Lunes, martes y miércoles no pasó nada. Pasó que yo volví, bueno, hablamos de trabajo…

Morosoli: Vino paro.

Mañes: ¿Había paro ahí?

Morosoli: Había paro.

Mañes: Había paro sí. ¿Por qué era el paro? No me acuerdo por qué era. Había un paro sí. Los tres días. El jueves (12 de junio) de mañana que yo ya había retornado, que vos habías estado en mi lugar los cuatro días de licencia, nos ponemos a hablar ahí medio de parados al lado del escritorio y te digo: “Che, te veo bien, Canario, te veo contento, estuviste bien en los 15 días, me parece que vamos a poder hacer mucha cosa”.

Morosoli: Sí, señor.

Mañes: Palabras más…

Morosoli: Palabras menos…

Mañes: “Tenemos mucha cosa para cambiar, para modernizar”. Yo honestamente, Canario, en ese momento no tengo grabado que nos referíamos a esto… a esta situación. Honestamente te lo digo.

Morosoli: No, pero hacé memoria.

Mañes: Estoy de acuerdo en que el viernes (6 de junio), antes de irme (a Ecuador), me dijiste lo del coso y yo te dije: “No; yo eso no comparto”. Te dije: “Sigan como están, no cambien nada, a la vuelta hablamos”. No me dieron los tiempos porque yo llegaba…

Morosoli: Llegaste justo. Pero si vos hacés memoria, el jueves (12 de junio), cuando se armó todo el despelote (en referencia a que la Policía detuvo a los aduaneros), vos viniste y me pediste un mate.

Mañes: Sí.

Morosoli: Y te dije: “Está frío”.

Mañes: Sí.

Morosoli: Y yo te dije: “Flaco no te olvides”. “Sí, (-me contestaste-) voy hasta el salón de pasajeros, arreglo un problema que tengo y vuelvo y nos ensayamos en el escritorio a trabajar en el tema este”.

Mañes: No me acuerdo de eso.

Morosoli: Bueno…

Mañes: Honestamente…

Morosoli: Sí…

Mañes: Te lo diría.

Morosoli: Guzmán, ya está.

Mañes: Así como te dije que el viernes me quedó grabado que me dijiste: “Mirá, hacemos esto”. Me lo dijiste con total franqueza.

Morosoli: “Los muchachos hacen esto”.

Mañes: Y vos dijiste para mi regocijo, porque esto lo tengo grabado: “Es una cagada porque por unos pesos nos comprometemos al pedo”. Palabras más, palabras menos, la idea fue esta. Como reconociendo que todo era una cagada. Lo cual yo, para serte honesto, lo intuía por los factores. Porque, viste, vos sos aduanero y conocés a los despachantes, a los empleados despachantes, y si hurgás un poquitito… Porque yo todavía no lo había hecho, porque yo caí ahí como llovido, porque no pedí (el cargo de director de la aduana del aeropuerto de Carrasco) y me enteré por el orden del día. Al poco tiempo me di cuenta que eso era todo una maraña, no solo de ustedes, toda la administración de Carrasco. Los otros sectores también.

Morosoli: Una mafia es eso.

Mañes: Todo, todo, todo funcionaba, digamos, con estas reglas de juego tradicionales, que además, digamos… Yo después lo que vi fue la sentencia de absolución de los despachantes, donde queda muy claro ahí, digamos, queda muy claro todo eso que vos decís: que era una tradición, que era una cosa de la época del jopo. Me acuerdo que cita unas declaraciones del Japo Seré, de un despachante ahí medio raro. Para serte honesto, a vos te tengo que decir (que) vos fuiste muy franco y viniste de frente. Yo supe del tema. Pero yo, en aquel momento, para serte honesto, no tenía una solución.

Morosoli: Te acordás que yo te planteé una de estas de manifiesto.

Mañes: Si me la planteaste…

Morosoli: Ni te acordás.

Mañes: Ni me acuerdo. Porque imaginate: yo en una semana, era mi último viaje a Ecuador, tenía que hacer el informe final de la consultoría, caí llovido del cielo, te tenía a vos, tenía a Lagoa, tenía en el salón a Tesico, tenía en Zona América a Liliacho Zones, tenía a todo ese equipo ahí medio… todo desorientado. Yo nunca había estado en la parte operativa, siempre había estado en fiscalización. Me hablaban de las entregas anticipadas, me hablaban de los canales, me hablaban de los manifiestos, me hablaban de todo eso. Y yo, viste, tratando de entender todo. Sí, reconozco que el viernes 8 (se refiere en realidad al viernes 6 de junio) me lo dijiste. Y yo te diría que me lo dijiste con cierta vergüenza: “Mirá, hacemos esto”. Con cierta vergüenza. Me dijiste: “Es una cagada”. Y yo conciente de que era una cagada…

Morosoli: Vos me dijiste: “Filosóficamente yo…”

Mañes: Ahí va.

Morosoli: Algo así.

Mañes: Algo así.

Morosoli: Vos me dijiste: “No estoy de acuerdo y comparto contigo y yo no quiero saber de nada”.

Mañes: Exactamente.

Morosoli: Esas fueron tus palabras

Mañes: Algo así. Ahí va.

Morosoli: Te lo digo porque tengo muy buena memoria.

Mañes: Porque lo tenés grabado.

Morosoli: Lo tengo en la memoria.

Mañes: Pero también… O sea… No, no, no… A ver… No puedo decir honestamente y ante terceros que no sabía, que no sabía de esa situación. Pero yo entendí y te lo digo ahora que vos me lo dijiste en confianza y en mucha confianza y de frente como sos. Y que quizás yo estas palabras del jueves (12 de junio) de mañana… Yo me acuerdo que el jueves de mañana lo que te dije fue: “Te veo bien”. Porque te veía enganchado, porque yo estaba buscando referentes para seguir, para desarrollar eso. Vos eras uno, porque te veía ahí bien. Pero no me sentí… O no recuerdo que hayamos tocado ni directa ni indirectamente el tema. Sí que había que hacer muchos cambios y muchas mejoras y simplificaciones y modernizar y todo eso. Pero en este tiempo… Además estábamos parados además en el medio del frío. Yo estoy abajo. La verdad que no lo recuerdo. Si vos lo tenés claro… Yo no lo recuerdo. Para mí fue… Es más de ahí (…) me fui para arriba y vos me llamaste: “Mirá, hay una jueza”. Bajé y atendí la jueza y yo subí devuelta porque tenía gente arriba. Y cuando bajé ya estaban ustedes todos colocados. Que te vi incluso adentro de la camioneta. Yo no entendía nada. ¿Qué está pasando acá? Bueno, tremendo. Entonces, ¿qué pasó? Vienen las instancias judiciales, vos declarás eso y yo me tengo que poner a razonar. A ver… en la instancia… Yo estoy en un sumario. Si yo, de alguna forma –a ver si me explico- reconozco que ustedes lo hacían, que sabía que ustedes lo hacían -y que, aunque yo dijera que era conciente y lo iba a solucionar-, yo creo que en vez de ayudarte, quizás hasta te perjudico, porque soy conciente de que lo hacían y no te denuncié ese viernes (6 de junio de 2008). Ante la Justicia, ante la instructora sumariante y ante la jueza (Mariana) Mota yo lo que debería haber hecho de acuerdo a la normativa legal era haberte denunciado el viernes en aquella tarde. Y decirte: “Loco, ¿qué me estás diciendo? Pará un poquitito. Denuncia en este momento”. No lo hice porque cuando vos me lo decís en confianza, yo tomo conocimiento, estoy tratando de buscar soluciones, estoy tratando de buscar visiones para cambiar todo eso, que incluía ese tema, dentro de todo eso. Y lo tomé como tomamos todas las cosas en la Aduana. Yo también en el año 92 me pusieron de asistente de colocaciones y me pasó algo parecido. Colocaciones existía allá en el quinto piso, era una cueva de cucarachas, jugaban al truco todos los días los funcionarios, ninguno laburaba y de a poquito empezamos a… Hicimos una gran oficina que después... Hicimos todo ese despliegue que hicimos, que nos fue muy bien económicamente y todo lo que sea. Mi reto en ese momento, pensaba, era hacer lo mismo en Carrasco, con la gente que podía, con la gente que contaba, que vos eras uno, digo: “Esto lo podemos cambiar”. Con una visión que yo tenía y que sigo manteniendo: que la Aduana tiene que modernizarse, profesionalizarse, dejar estas prácticas, dejar esta tradición que tiene y apuntar a otra cosa. Cuando voy a la instrucción y la instructora (Mariana Mota) me pregunta “¿usted sabía?”, yo tengo que mentir; yo mentí concientemente. Digo: “No, no sabía”. “Pero (–le pregunta Mota-) ¿Morosoli no le dijo que iban a cambiar esto?” “No lo recuerdo (-le contesta Mañes-)”. Si me lo hubieses dicho, tampoco lo hubiese dicho. Porque yo entendía y entiendo que a tu caso no le agrego ni le saco nada, en cambio el único que quedo embretado por omisión de funciones soy yo.
El Observador

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